Las autoridades del municipio El Salvador, en Guantánamo, capturaron recientemente a un individuo acusado de delitos sumamente graves, entre ellos pederastia y un robo millonario con violencia. El caso ha generado conmoción, no solo por la brutalidad de los crímenes, sino también por lo que revela: el evidente deterioro del sistema de seguridad en Cuba, donde los prófugos pueden moverse libremente entre provincias sin ser detectados.
La noticia fue difundida por el perfil oficialista Guantánamo y su Verdad, aunque, como suele ocurrir con los medios controlados por el régimen, omitieron información clave sobre el detenido, su identidad y su historial delictivo. Todo se manejó con el típico secretismo estatal que esconde más de lo que muestra.
Según la versión publicada, el hombre —oriundo de Ciego de Ávila— fue interceptado en el andén de Carrera Larga, en el municipio El Salvador, justo cuando intentaba abordar un tren para escapar. En el momento de la detención, llevaba consigo más de un millón de pesos en efectivo y varias prendas robadas a un trabajador por cuenta propia de la zona de Bayate.
Los agentes policiales afirmaron que el sujeto se resistió violentamente al arresto, llegando incluso a amenazarlos con un arma blanca. Pese a ello, fue “neutralizado” y detenido sin que se reportaran heridos, según la escueta nota oficial.
Lo más alarmante del caso es que el detenido estaba prófugo de la justicia en su provincia natal, donde cumplía una condena por pederastia con violencia, un crimen atroz que implica agresión sexual contra menores de edad. Aun así, logró escapar, moverse entre territorios y seguir delinquiendo con total impunidad, algo que deja al descubierto el descontrol y la ineficacia del sistema penitenciario cubano.
La publicación oficial se limitó a decir que también “se le imputan otros delitos cometidos en la zona”, sin especificar cuáles ni cuántos, lo que refuerza la sensación de falta de transparencia y manipulación informativa por parte del aparato estatal.
Testigos presenciales contaron que, durante el arresto, varios vecinos comenzaron a gritarle “¡ladrón descarado!”, reflejando la creciente indignación popular ante la inseguridad que se vive en la isla. La población, cansada del desamparo y de la falta de justicia real, reacciona como puede frente a un clima delictivo que va en aumento.
Este episodio se suma a una larga lista de hechos violentos que han ido marcando el día a día en Cuba. Robos, asesinatos y agresiones se vuelven cada vez más comunes, mientras las autoridades intentan aparentar control publicando casos como este para vender una falsa imagen de eficiencia policial. Pero la realidad es otra: un prófugo condenado por pederastia, moviéndose con un millón de pesos por el país, dice mucho sobre la corrupción y el caos dentro del sistema.
Hasta el momento, no se ha ofrecido ninguna actualización sobre el proceso judicial del detenido ni sobre el destino del dinero y los objetos robados. Tampoco se sabe cómo logró escapar ni quiénes lo ayudaron en su huida.