Lo que debía ser una simple visita de trabajo terminó convertido en un verdadero acto de repudio popular contra la ineficiencia del régimen. La vicepresidenta del Gobierno cubano, Inés María Chapman, viajó recientemente al municipio de Manzanillo, en Granma, para “supervisar” la crisis del abasto de agua. Pero lo que se encontró fue una población harta del abandono oficial y dispuesta a decirle las verdades en la cara.
El video del encuentro, grabado el 24 de septiembre, se ha hecho viral en redes sociales. En las imágenes se ve a Chapman caminando por varios barrios junto al presidente del Instituto Nacional de Recursos Hidráulicos (INRH), Antonio Rodríguez Rodríguez, mientras los vecinos los rodean con reclamos y denuncias que destapan el desastre que vive la ciudad.
En el Reparto Gutiérrez, la situación se desbordó. Los vecinos, cansados de promesas vacías, aprovecharon para desahogarse ante las cámaras y exigir soluciones reales. “Aquí todo está peor. Nadie hace nada. Mi esposo está operado de la columna y no tenemos ni agua para bañarlo”, soltó una mujer con evidente frustración. Otros señalaron que ni el hospital del municipio tiene agua y que las condiciones son insalubres.
“Después que ella vino, todo empeoró. Ni combustible pusieron, ni agua hay. ¡Ni en el hospital!”, gritó otra vecina, reflejando el sentir general de una población que ya no cree en las promesas del Partido ni en las visitas de sus dirigentes.
En medio del caos, un hombre también aprovechó para recordar que los apagones se han vuelto interminables, contradiciendo el discurso oficial de Miguel Díaz-Canel. “Él dijo que no podían pasar de 20 horas sin corriente, ¡y aquí hemos estado hasta 35 horas seguidas sin luz!”, denunció ante la mirada incómoda de los funcionarios.
Las imágenes muestran a Chapman intentando mantener la compostura, pero la molestia era evidente. Con tono diplomático, aseguró que “se están haciendo gestiones para mejorar la situación” y prometió regresar en octubre. Sin embargo, no existe evidencia de que haya vuelto a Manzanillo, y los vecinos aseguran que todo sigue igual o peor.
La crisis del agua en Manzanillo no es cosa nueva. El servicio es irregular, los pozos están contaminados, las bombas se rompen por falta de mantenimiento y no hay combustible para hacerlas funcionar. Las consecuencias son desastrosas: hospitales sin agua, escuelas en condiciones precarias y barrios enteros sobreviviendo con cubos y tanques improvisados.
Según testimonios recogidos por medios independientes, las autoridades solo se aparecen cuando las denuncias explotan en redes sociales, y una vez que las cámaras se apagan, todo vuelve al mismo abandono de siempre. Como dijo una vecina en el video: “Después que vinieron, todo empeoró”.
La visita de Chapman no hizo más que dejar al descubierto la desconexión total del régimen con la realidad del pueblo cubano. Mientras en La Habana los dirigentes hablan de “planes de recuperación” y “estrategias sostenibles”, en Manzanillo la gente no tiene ni agua para cocinar.
