Una madre cubana encendió las alarmas este jueves al denunciar la situación deplorable del Hospital Pediátrico “Juan Manuel Márquez” en La Habana, donde decenas de niños tienen que anotarse en listas improvisadas para poder ser atendidos en el cuerpo de guardia.
El caos en los hospitales pediátricos llega justo cuando el país sufre una ola de enfermedades febriles y gastrointestinales que se propagan sin control, en medio del derrumbe total del sistema sanitario.
“Da asco y tristeza solo de entrar. Los familiares de los niños están tirados en el piso, la basura arrinconada, una peste terrible en los baños”, contó el usuario de Facebook Antonio Fernández, quien compartió un video publicado por la cubana Glenda Rancaño, mostrando el desastre dentro del hospital.
La activista Idelisa Diasniurka Salcedo Verdecia también denunció la situación en sus redes, mostrando un documento médico donde se instruye a los padres de menores diagnosticados con síndrome emético a quedarse en casa y darles solo rehidratación oral, sin medicamentos ni tratamiento alguno. En pocas palabras, los mandan a sobrevivir por su cuenta.
El periodista independiente José Luis Tan Estrada retrató una escena similar en el Hospital Pediátrico de Camagüey, donde las familias hacen colas interminables bajo el calor, esperando atención para sus hijos con síntomas de dengue como fiebre alta, vómitos y decaimiento.
Según Tan Estrada, solo hay una doctora especialista cubriendo turnos cada dos o tres días, mientras el resto del trabajo recae sobre médicos residentes exhaustos que apenas pueden con la carga. Muchos profesionales han pedido la baja por agotamiento, dejando el área de urgencias prácticamente abandonada.
Las imágenes de pasillos repletos, niños llorando y padres desesperados se repiten de punta a punta del país, confirmando lo que ya nadie puede ocultar: el sistema de salud cubano está en ruinas.
Y mientras la población sufre, el propio Ministerio de Salud Pública (MINSAP) se vio forzado a reconocer lo que llevaba semanas negando. La viceministra Carilda Peña García admitió que al menos tres personas han muerto por dengue en lo que va de 2025, además de confirmar la circulación simultánea de dengue, chikungunya y fiebre de Oropouche.
Eso sí, la funcionaria se cuidó de no decir las edades ni las provincias de los fallecidos, alimentando las sospechas de ocultamiento de información y de una estrategia de manipulación mediática típica del régimen.
Peña García justificó la falta de camas hospitalarias asegurando que los pacientes con síntomas leves son “ingresados en sus hogares”, una frase elegante para esconder lo evidente: miles de cubanos están siendo abandonados sin atención médica ni medicamentos.
Las lluvias, la basura acumulada y la ausencia total de insecticidas han disparado la presencia del mosquito Aedes aegypti, mientras los recursos para fumigación solo se envían “donde hay casos confirmados”, dejando barrios enteros sin control vectorial.
El reconocimiento de las tres muertes deja en evidencia las mentiras recientes del ministro José Ángel Portal Miranda y del epidemiólogo nacional Francisco Durán García, quienes aseguraban que no había fallecidos por dengue. Una vez más, la realidad los desmiente y el pueblo paga las consecuencias.
Cuba se hunde en una crisis sanitaria sin precedentes, con hospitales colapsados, médicos agotados y familias desesperadas. Pero en lugar de soluciones, el régimen sigue vendiendo propaganda y ocultando cifras, mientras la salud del pueblo cubano se desangra, igual que la credibilidad de quienes dicen gobernar “por el bien del pueblo”.