El pueblo de Baire, en Contramaestre, dijo basta. Cansados de los apagones interminables, la falta de comida y el agua que brilla por su ausencia, los vecinos salieron a las calles con una sola idea en la cabeza: hacerse escuchar.
Desde temprano comenzaron los gritos de “¡Se calentó Baire!” y “¡Abajo Díaz-Canel!”, retumbando en medio del apagón que ya pasaba de las 30 horas. La paciencia se acabó, y el pueblo, como tantas veces en la historia, volvió a levantarse contra la miseria impuesta por el régimen.
Según contó el periodista Yosmany Mayeta en redes sociales, pasadas las 7:40 de la noche los barrios de La Salada, El Transformador y Avicinia se encendieron, no con luz eléctrica, sino con el sonido de las cazuelas y el eco de las consignas libertarias.
Como es costumbre del régimen cuando el pueblo se rebela, el acceso a Internet fue cortado de inmediato. Pero ni el apagón ni la censura lograron callar la indignación. Treinta minutos después, al restablecerse la conexión, los primeros videos y mensajes empezaron a circular, mostrando a un pueblo decidido a romper el silencio.
Los manifestantes evitaron la carretera principal para burlar los retenes policiales. Prefirieron calles interiores, avanzando por la Avenida 8 y la Avenida Central hasta llegar al Parque de Baire, donde gritaron frente a la estación de policía y, simbólicamente, justo al lado de la casa del presidente del Consejo Popular, Salvador.
En los videos se ve a vecinos golpeando calderas, caminando por las calles oscuras, gritando “¡Libertad!” y “¡Queremos corriente y comida!”, mientras otros los aplaudían desde las aceras. Era la Cuba real, la que no aparece en el NTV ni en los discursos vacíos del poder.
Al amanecer, Contramaestre estaba sitiado. Patrullas, agentes del MININT y policías de civil tomaron las calles como si se prepararan para una guerra. Hasta el momento no se sabe cuántos fueron detenidos, pero los activistas locales temen una nueva ola de arrestos arbitrarios, como ya es costumbre cada vez que el pueblo protesta.
El opositor José Daniel Ferrer, desde el exilio, celebró el valor de los habitantes de Baire, recordando que ese mismo pueblo fue escenario del histórico Grito de Baire, que marcó el inicio de la Guerra de Independencia en 1895. “Baire vuelve a ser símbolo de rebeldía contra la tiranía”, escribió Ferrer, llamando a los cubanos dentro y fuera de la isla a amplificar los gritos de libertad que hoy retumban en Oriente.
Y es que la situación en Cuba es insostenible. Apagones diarios, inflación desbocada, hambre y falta de medicamentos han convertido la vida cotidiana en una lucha constante por sobrevivir. Pero el pueblo, una vez más, demuestra que no ha perdido la voz ni el coraje.
Las protestas en Baire y Contramaestre se suman a los recientes estallidos en Guantánamo, Holguín y Camagüey, donde la gente —harta de la represión y la miseria— sigue gritando lo que todos piensan: Cuba necesita libertad, no consignas vacías ni promesas rotas.
