El actor cubano Luis Alberto García volvió a sacudir las redes con un mensaje frontal contra el régimen, cuestionando la obsesión del gobierno por organizar actos políticos y desfiles, mientras Cuba se hunde en una crisis sanitaria, energética y económica sin precedentes.
Desde su perfil de Facebook, el reconocido artista arremetió contra la falta de conexión de las autoridades con la realidad del país: “Sinceramente no creo que esta policrisis nacional sea el marco adecuado para seguir inventando desfiles y tribunas. El país se cae a pedazos”, escribió con evidente frustración. Luego lanzó un dardo directo al poder: “¿No se enteran quienes respiran en esa dimensión ‘otra’ que habitan? ¿O lo saben y aún así se pasan con fichas?”.
García también recordó con nostalgia aquellos actos públicos de su infancia, cuando la gente asistía por convicción y no por miedo. “En los actos de mi niñez nadie te presionaba. Todo eso que vino después de ‘el que no salte es yankee’ o ‘el que no participe que se atenga a las consecuencias’, es patético”, sentenció, dejando claro su rechazo a las movilizaciones forzadas que hoy se viven en la isla.
Con ironía, propuso algo más humano: “Sería más patriótico y empático dedicarle la tribuna, la marcha o la conga a los enfermos y fallecidos por los arbovirus en Matanzas”, apuntó el actor. Y remató con una pregunta que muchos cubanos se hacen: “¿Gaza y Caracas no deberían estar después de Matanzas y Cárdenas?”.
Las palabras de Luis Alberto García no llegaron por casualidad. Apenas unas horas antes, el régimen había convocado una nueva “Tribuna en solidaridad con Venezuela” para el 17 de octubre, frente a la estatua de Simón Bolívar, en La Habana. El evento, otra copia del viejo guion propagandístico, busca denunciar las acciones de Estados Unidos contra el gobierno de Nicolás Maduro.
El contraste, sin embargo, es brutal. Mientras miles de cubanos hacen colas en hospitales sin sueros ni medicamentos, el régimen gasta recursos en pancartas, tarimas y consignas. Como señaló el medio CiberCuba Noticias, “tribunas políticas sí, medicinas no”.
Apenas unos días atrás, el 9 de octubre, el gobierno ya había organizado otro acto masivo, esta vez en “solidaridad con Palestina”. Según cifras oficiales, más de 100 mil personas fueron movilizadas a la Tribuna Antimperialista de La Habana, mientras el país vivía otro día de apagones y transporte colapsado.
Para llenar la plaza, usaron ómnibus escolares y laborales, dejando a los trabajadores y estudiantes sin cómo moverse. Miguel Díaz-Canel, su esposa Lis Cuesta y la élite del Partido Comunista encabezaron el evento, intentando mostrar una imagen de “unidad revolucionaria” mientras el pueblo pasaba hambre.
En redes sociales, el propio Díaz-Canel justificó la movilización diciendo que apoyar a Palestina era “hacer valer el principio martiano de que Patria es Humanidad”. Una frase que suena hueca cuando millones de cubanos no tienen ni pan, ni luz, ni medicinas.
Todo responde a la línea trazada desde arriba. En diciembre pasado, el primer ministro Manuel Marrero dejó claro que el 2025 estaría centrado en el trabajo político-ideológico, priorizando la propaganda, la defensa y el orden interior por encima de la economía. “Lo político constituye la base sobre la cual se deben construir todas las demás acciones”, dijo sin rubor ante la Asamblea Nacional.
Mientras tanto, el pueblo cubano sigue apagado y enfermo, sobreviviendo entre apagones, inflación y hospitales colapsados. Pero el régimen no cambia su guion: más marchas, más discursos y más fotos para los noticieros.
Y en medio de tanto silencio y miedo, Luis Alberto García levantó la voz, diciendo lo que millones piensan y no pueden decir: “El país se cae a pedazos”.
