En Cuba, los ancianos sobreviven más que viven, y el régimen ahora pretende “mejorar su nutrición” con un nuevo plan de alimentos que, como siempre, llega tarde, mal y con más propaganda que soluciones reales.
El primer ministro Manuel Marrero Cruz presidió una reunión de la llamada comisión gubernamental para la atención a la Dinámica Demográfica, donde varios organismos del Estado —junto con autoridades provinciales conectadas por videoconferencia— presentaron lo que ellos llaman “suplementos alimenticios” para los mayores.
Pero claro, no serán para todos ni de inmediato. Según la Televisión Cubana, el gobierno planea introducirlos “de forma paulatina” en hogares de ancianos y casas de abuelos del país. En buen cubano: una promesa sin fecha y sin alcance real.
En las imágenes mostradas por el noticiero se colaron los nombres de los nuevos “milagros alimenticios”: una bebida de arroz, un jarabe de sangre llamado Hemolin, galletas con cúrcuma y una bebida simbiótica hecha a partir de suero lácteo. Todos productos “hechos en Cuba” por el Instituto de Investigaciones para la Industria Alimentaria, según el reportaje.
Sin embargo, la población reaccionó con sorna y desconfianza, sobre todo por el extraño “jarabe de sangre”, cuya composición nadie explicó. “¿Sangre de quién?”, se preguntaban los cubanos en redes sociales, entre bromas y espanto.
El gobierno intenta vender estos productos como innovaciones, pero muchos los ven como una versión reciclada de los experimentos del Período Especial. En aquella época, el suero lácteo —bautizado como Lactofré— se daba a deportistas y ancianos, una bebida aguada que apenas calmaba el hambre. Hoy la historia parece repetirse.
La bebida de arroz, usada en otros países como sustituto de la leche, aquí resulta casi un lujo: el arroz está por las nubes y la gente apenas consigue para el plato diario. Las galletas con cúrcuma, por su parte, levantaron carcajadas. La cúrcuma, aunque tiene propiedades medicinales, no forma parte de la dieta cubana y apenas se produce para exportar a Italia. Muchos sospechan que el régimen la usa para disfrazar el mal olor de las harinas viejas o infestadas que abundan en los almacenes estatales.
Mientras tanto, Marrero aprovechó la misma reunión para mencionar —una vez más— el censo nacional, pospuesto por más de diez años. Reconoció que es “esencial para dirigir el país”, pero no dio ni una fecha concreta. En teoría podría iniciarse en 2026, aunque ni siquiera hay personal capacitado para hacerlo.
La realidad es que Cuba envejece a pasos agigantados. Cada año son menos los jóvenes y más los ancianos que sobreviven con pensiones miserables, sin medicinas y con la comida racionada. Los inventos del régimen —de la croqueta de plátano a la galleta de cúrcuma— no resuelven nada.