El Gobierno Provincial del Poder Popular en Matanzas intentó sacar pecho en redes sociales al anunciar que ya están listas las nuevas libretas de abastecimiento para el próximo año. Pero lo que pretendía ser una muestra de “organización” terminó desatando una ola de burlas e indignación entre los cubanos, que no perdonan la ironía de celebrar papeles vacíos en medio del hambre generalizada.
Según la publicación oficial, se confeccionaron 280 mil libretas en la Unidad Poligráfica de la provincia y unas 252 mil serán distribuidas a las Oficodas municipales. Todo estaría listo para el 20 de diciembre, y, según dijeron, la entrega será “gratuita”. Micherka Rodríguez, directora del Departamento de Registro del Consumidor, aseguró que “ya se encuentran confeccionadas las libretas de abastecimiento para la comercialización de los productos de la canasta familiar normada”.
Una frase que, para el pueblo, suena a chiste de mal gusto. Porque si algo está claro en Cuba, es que la libreta se ha convertido en un símbolo del vacío, del control y de la miseria.
Mientras el régimen presume de su “eficiencia”, los cubanos reaccionaron con una mezcla de rabia y sarcasmo. En los comentarios del post oficial, las respuestas dejaron al descubierto el sentir popular: “¿Vienen vacías ya?”, preguntó un usuario con ironía. “De verdad que no tienen vergüenza”, lanzó otra, cansada de tanto teatro oficial.
Algunos fueron más creativos. “En serio, con la portada y una hojita sobra”, escribió una internauta. Otros señalaron que ni hacía falta renovar el documento: “Pueden dejar una para tres o cuatro años, basta y sobra”.
La crítica también se puso seria. Una usuaria recordó que mientras el régimen gasta tinta y papel en libretas inútiles, los enfermos de cáncer, diabetes o VIH han perdido sus dietas médicas, y los jubilados apenas sobreviven con lo poco que les dan. “¿Qué sentido tiene imprimir libretas nuevas cuando el país ni siquiera recoge la basura?”, cuestionó otra vecina.
El humor, como siempre, fue la válvula de escape. “Que la guarden de recuerdo, porque productos no trae ninguno”, comentó una usuaria, mientras otra propuso en tono de burla: “Que la incluyan con el tarjetón de la farmacia, que ese sí alcanza hasta el 2050”.
En un país donde las colas se alargan, los apagones revientan la paciencia y los precios de las Mipymes hacen inalcanzable hasta el arroz, el anuncio del gobierno matancero sonó a burla. Libretas nuevas, estantes vacíos y un pueblo que sobrevive más con chistes que con esperanza.
Una vez más, el régimen demuestra que su prioridad no es alimentar al pueblo, sino mantener viva la fachada de un sistema que ya nadie se cree. Porque en Cuba, más que una libreta de abastecimiento, lo que hace falta es una libreta de soluciones reales.
