Un fuerte aguacero desató la tragedia este miércoles en Cabacú, municipio Baracoa, provincia de Guantánamo, cuando un hombre conocido como Papín, trabajador del matadero local, perdió la vida tras ser alcanzado por un rayo dentro de su propia casa.
Según contó una fuente al influencer Luis Suárez, la víctima se encontraba cocinando en su vivienda en la zona de Vega Larga cuando una descarga cayó sobre un poste afuera. La corriente viajó hasta la cocina eléctrica y, al tocar el utensilio que tenía en la mano, el impacto fue fatal e instantáneo.
Su esposa, enfermera del hospital local, intentó reanimarlo sin éxito. No presentaba quemaduras, lo que hace pensar que el golpe eléctrico le provocó un paro cardíaco fulminante. “Murió en el acto, fue cuestión de segundos”, explicó la fuente citada por Suárez.
El suceso, relatado por varios vecinos de Cabacú, causó gran conmoción en la comunidad. Algunos usuarios de redes sociales aseguraron que la descarga ocurrió dentro de la casa, aunque otros dudaron de esa versión. Sin embargo, expertos confirman que un rayo puede impactar un objeto y transmitir la corriente por el aire, el suelo o incluso a través de otro cuerpo humano, lo que explicaría el caso de Papín.
Pese a la gravedad del hecho, las autoridades cubanas no han emitido ningún comunicado oficial, ni los medios controlados por el régimen se han hecho eco del incidente, una práctica habitual cuando se trata de tragedias que reflejan la falta de previsión y la precariedad eléctrica que vive el país.
Familiares y amigos del fallecido han expresado su dolor por lo ocurrido, recordando que era un hombre trabajador y querido en la zona. En redes sociales, muchos baracoenses denunciaron que este es el segundo caso similar en menos de dos meses, lo que evidencia la vulnerabilidad de las comunidades rurales ante tormentas eléctricas cada vez más frecuentes.
De hecho, Radio Baracoa confirmó que ese mismo día una fuerte tormenta con relámpagos afectó la ciudad, mientras en otras zonas de Guantánamo se reportaron árboles caídos, viviendas dañadas y cortes en los servicios eléctricos y telefónicos.
Las autoridades meteorológicas habían advertido con antelación sobre lluvias intensas en la región, pero sin que se tomaran medidas de protección efectivas. Una vez más, el pueblo paga las consecuencias de un Estado que solo reacciona cuando ya es demasiado tarde.
Según datos del Instituto de Geodesia y Astronomía de Cuba, entre 1987 y 2023 las descargas eléctricas se han cobrado la vida de casi 1,900 personas, un promedio de 51 muertes al año. Aunque las cifras han bajado en comparación con décadas pasadas, el riesgo sigue siendo alto en un país donde los sistemas de alerta, refugio y protección apenas existen fuera de las ciudades.