Otra tragedia sacude al Servicio Militar Obligatorio en Cuba: Joven de 18 años pierde la vida en su cumplimiento en el Combinado del Este

Redacción

Otra tragedia sacude al Servicio Militar Obligatorio en Cuba. El joven Samuel Sampedro, de solo 18 años, perdió la vida mientras cumplía su servicio en el Combinado del Este, en La Habana. La noticia fue confirmada por fuentes cercanas a su familia al periodista independiente Mario J. Pentón, quien denunció que las autoridades aún no han ofrecido detalles claros ni una explicación oficial sobre lo sucedido.

Según reportes publicados en redes sociales, específicamente en la página Nio reportando un crimen, el muchacho habría dejado una carta antes de morir, lo que apunta a un posible suicidio. Sin embargo, esa versión no ha sido confirmada y, como suele ocurrir en estos casos, el silencio del régimen deja más dudas que respuestas.

Lo poco que se sabe ha bastado para que la indignación se dispare entre los cubanos, cansados de ver cómo el Servicio Militar sigue cobrando vidas jóvenes sin que nadie asuma responsabilidad. Las familias claman por transparencia y justicia, pero en un país donde el ejército actúa como juez y parte, la verdad casi siempre termina enterrada junto con las víctimas.

En las últimas semanas, los casos de abusos, lesiones y muertes dentro de unidades militares han aumentado. En Guantánamo, por ejemplo, un soldado de la Brigada de la Frontera sufrió heridas graves mientras cumplía funciones, y su caso volvió a encender el debate sobre las condiciones inhumanas en las que viven los reclutas.

Días antes, una madre cubana exigió justicia por su hijo fallecido también durante el cumplimiento del servicio militar, denunciando que el Estado se niega a ofrecer información sobre cómo ocurrió su muerte. Su grito se sumó al de muchos otros padres que han visto cómo sus hijos entran vivos a las unidades y no regresan jamás.

Otro padre denunció recientemente que su hijo perdió la visión de un ojo bajo custodia militar, una historia que estremeció las redes por la gravedad de las lesiones y por la ausencia total de explicaciones oficiales.

Estos hechos no son aislados. Se suman a tragedias previas, como la explosión dentro de una unidad militar que costó la vida a varios jóvenes soldados, un suceso que marcó a la sociedad cubana y dejó al descubierto la negligencia, el maltrato y la falta de control dentro de las instituciones castrenses.

Todo esto refleja un creciente malestar social contra un sistema que obliga a los jóvenes a servir sin garantías ni protección, mientras sus familias quedan sumidas en la angustia y el dolor. El régimen insiste en defender el Servicio Militar como “un deber patriótico”, pero para muchos cubanos, esa “patria” se ha convertido en una trampa mortal para sus hijos.

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