¡Que clase de descarado! Arnaldo Rodríguez aparece en redes ensalzando al régimen y agradeciéndoles por haberle permitido estudiar

Redacción

En medio de la indignación que provocaron las imágenes de varios niños durmiendo en los jardines del hotel Muthu, en La Habana, el músico oficialista Arnaldo Rodríguez Romero reapareció en redes sociales con una publicación que muchos interpretan como un intento de “lavado de imagen” del régimen.

Rodríguez Romero, conocido por su lealtad al gobierno cubano, compartió fotos donde aparece rodeado de escolares con pañoletas rojas en un aula bien presentada, con niños sonrientes y uniformados. Junto a las imágenes, agradeció al “gobierno” por permitirle estudiar gratuitamente, escribiendo: “Gracias mil Madre mía por todo. Gracias Gobierno, por ofrecerme el derecho de asistir gratuitamente a la escuela sin importar mi color de piel, mi condición económica, ni mi afiliación religiosa”, concluyendo su mensaje con la palabra “Moraleja”.

La publicación no es casual. Surgió justo cuando periodistas independientes y ciudadanos denunciaban el abandono infantil y la pobreza extrema reflejada en las fotos de seis menores durmiendo en el suelo frente al hotel, en el municipio habanero de Playa. Incluso hubo un inusual reconocimiento de fallas institucionales por parte de un diputado oficialista, mientras la jefa de prensa de Miguel Díaz-Canel, Leticia Martínez Hernández, intentaba contener la avalancha de denuncias y exposiciones de las injusticias del régimen.

Mientras buena parte de la población manifestaba preocupación por el deterioro del sistema de protección infantil, el músico prefirió resaltar los “logros” del régimen en educación, alineándose con la narrativa oficial. Las fotos publicadas proyectan armonía y optimismo: niños sonrientes, aulas ordenadas y la bandera cubana formando un corazón, una imagen que choca con la cruda realidad denunciada por vecinos y periodistas.

En su mensaje, Rodríguez Romero incluso intentó desviar la responsabilidad del Estado hacia las familias, relatando anécdotas de su infancia en los años 80: cómo su madre lo obligaba a estudiar, lo regañaba y lo animaba a superarse. “Me envió mi madre, no fue el gobierno”, repitió varias veces, para luego agradecer al Estado por el derecho a la educación. La contradicción fue evidente, pero cientos de seguidores aplaudieron su publicación, replicando el discurso propagandístico de siempre: culpar a las familias por las carencias mientras se exalta la supuesta generosidad del régimen.

Todo esto ocurre en un contexto de crisis social profunda. Según el Observatorio Cubano de Derechos Humanos, el 89 % de los hogares vive en pobreza extrema y un 9 % de los niños sufre pobreza alimentaria. Cada vez más menores se ven obligados a mendigar, buscar comida o vivir en la calle.

La publicación de Rodríguez Romero encaja en su perfil reciente: músico, empresario y diputado a la Asamblea Nacional del Poder Popular, premiado por su “apego a la Revolución”, y convertido en vocero propagandístico que celebra actos oficiales mientras ignora los problemas reales del país.

Mientras las imágenes de los niños del hotel Muthu siguen circulando y generando indignación, Rodríguez Romero insiste en pintar una Cuba ideal, donde supuestamente todos los menores asisten a la escuela y nadie queda atrás. La realidad, sin embargo, es otra: hambre, abandono y desidia, visibles en cada esquina de la isla, que hacen que la propaganda oficial choque con la vida cotidiana de los niños cubanos.

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