Un accidente ocurrido la tarde del 20 de octubre en la Vía Blanca, provincia de Mayabeque, volvió a dejar en evidencia el caos y la falta de control en las empresas estatales cubanas. Un camión cisterna de TRANSCUPET, empresa subordinada a CUPET, terminó volcado en plena carretera tras perder el control al incorporarse al desvío hacia Puerto Escondido, provocando un derrame de más de 31 mil litros de petróleo crudo.
De acuerdo con la propia CUPET, que confirmó el incidente en su página de Facebook, el siniestro ocurrió alrededor de las 6:40 p.m., cuando la rastra —identificada con la chapa B 256192— se dirigía hacia la batería de Puerto Escondido transportando el combustible desde los pozos de extracción.
El conductor resultó herido, pero según el parte oficial, “no corre peligro para la vida”. Fue trasladado de inmediato a un centro médico en Santa Cruz del Norte, donde recibe atención especializada.
Un derrame que huele a negligencia
El impacto provocó la volcadura total del camión y el derrame de una enorme cantidad de crudo sobre la carretera. En cuestión de minutos, equipos de CUPET y del Ministerio del Interior (MININT) se movilizaron al sitio para intentar controlar la fuga, mientras los vecinos observaban preocupados cómo el asfalto se teñía de negro.
Las autoridades afirman que “se trabaja en la mitigación de las consecuencias”, pero, como es habitual, no ofrecieron datos concretos sobre el daño ambiental ni sobre cuánta parte del combustible se logró recuperar. La transparencia, una vez más, brilla por su ausencia.
La versión oficial tampoco aclara qué originó el accidente. Algunos testigos aseguran que el conductor perdió el control por el mal estado del camino y la falta de iluminación, una combinación peligrosa que se repite en carreteras de todo el país. Sin embargo, como es costumbre, las investigaciones “siguen en curso”.
Un reflejo del deterioro del sistema estatal
El suceso ha desatado una ola de comentarios en redes sociales, donde los cubanos se dividen entre el alivio por la vida del chofer y la indignación ante otro ejemplo del abandono y la precariedad que marcan al transporte estatal.
“Lo más importante es que no hubo pérdidas humanas”, escribió un usuario, mientras otro agradecía “a Dios por proteger al conductor”. Pero también abundaron críticas que apuntan al fondo del problema: la falta de mantenimiento, la pésima preparación de los choferes y el uso de equipos obsoletos.
“Los conductores no están bien entrenados para manejar líquidos; no es lo mismo que una carga normal”, comentó un internauta, dejando en evidencia una verdad que el régimen evita reconocer: el país no tiene condiciones técnicas ni humanas para operar una industria petrolera segura.
Otros fueron más directos: “Eso pasa por exceso de velocidad y falta de control. Revisen el GPS y verán”, escribió un usuario que asegura conocer la zona y las condiciones en que suelen circular estos vehículos.
Una mancha más en el expediente del régimen
El derrame de crudo en Mayabeque no solo representa una amenaza ambiental, sino otro golpe a la ya deteriorada imagen de CUPET y del aparato estatal. La falta de supervisión, la escasez de recursos y la corrupción institucionalizada han convertido cada carretera en una bomba de tiempo.
Mientras tanto, las autoridades se limitan a repetir el mismo guion: promesas vagas, comunicados incompletos y silencio sobre las verdaderas causas. En un país donde casi nada funciona, ni siquiera el petróleo logra moverse sin riesgo de desastre.