Gran parte de La Habana volvió a quedarse sin corriente este jueves, cuando un nuevo colapso del Sistema Eléctrico Nacional (SEN) dejó a oscuras amplias zonas de la capital y otras provincias. Todo esto, justo cuando se avecina la tormenta tropical Melissa, que amenaza con complicar todavía más la ya crítica situación del país.
Según un breve comunicado en Facebook, la Empresa Eléctrica de La Habana aseguró que una “oscilación de carga del SEN” provocó un disparo automático que tumbó las subestaciones de Plaza, Tropical, Príncipe y Naranjito, dejando fuera de servicio un gran número de circuitos. La nota, escueta y llena de tecnicismos, se limitó a decir que los técnicos estaban “trabajando en la restitución del servicio” mientras averiguaban las causas del problema. En resumen: lo mismo de siempre, promesas vacías y cero soluciones.
Expertos del sector explican que una oscilación de carga ocurre cuando la generación y la demanda de energía se van de sincronía, algo que puede pasar por fallos en las plantas, sobrecargas o variaciones en la red de transmisión. En cualquier país con infraestructura moderna, eso se controla. Pero en Cuba, donde las termoeléctricas están en ruinas y no hay ni piezas ni combustible, esas oscilaciones ya son casi parte del día a día.
El pueblo, cansado de las excusas, volvió a estallar en redes sociales. Cientos de cubanos expresaron su frustración y desconfianza ante otro apagón sin explicación clara. Algunos ironizaban diciendo que “el SEN tiene más imprevistos que una novela mexicana”, mientras otros denunciaban que el régimen oculta la magnitud real del colapso energético.
El último parte del propio SEN revela la magnitud del desastre: un déficit de generación de 1,818 MW frente a una demanda de 2,526 MW, una brecha tan grande que el sistema prácticamente se sostiene con alfileres. Las plantas Felton, Mariel, Renté y Santa Cruz continúan fuera de servicio, mientras más de 70 centrales de generación distribuida están paralizadas por falta de combustible o por roturas que nunca se reparan.
Y por si fuera poco, la tormenta tropical Melissa se acerca lentamente con vientos sostenidos de 85 km/h, amenazando con empeorar la crisis eléctrica. Si las lluvias afectan las líneas o las viejas termoeléctricas, el apagón podría volverse generalizado.
Mientras tanto, el régimen sigue repitiendo su discurso de siempre, culpando a los “imprevistos” y pidiendo “confianza en las autoridades”. Pero el pueblo ya no se traga el cuento. En la Cuba de hoy, la oscuridad no solo es falta de luz… también es el reflejo de un sistema que hace rato dejó de funcionar.







