Un nuevo colapso del Sistema Eléctrico Nacional (SEN) dejó este jueves a buena parte de la isla completamente a oscuras, justo cuando la tormenta tropical Melissa se acerca con lluvias y vientos fuertes. Mientras el país se prepara para lo peor, millones de cubanos vuelven a quedarse sin corriente, sin información y con la misma respuesta de siempre del régimen: un “fallo parcial” sin detalles ni responsables.
La Unión Eléctrica (UNE) publicó en Facebook su acostumbrado comunicado lleno de ambigüedades, diciendo que hubo “una desconexión parcial del sistema” y que “se investigaban las causas”. Nada nuevo bajo el sol… o más bien, bajo la oscuridad. Esa breve nota fue suficiente para encender la furia de los usuarios, que se desahogaron en los comentarios con ironías, rabia y cansancio acumulado.
“Déjenlo así, total, nunca hay luz”, escribió uno. Otro fue más directo: “Ya están ensayando antes de que pase el ciclón”. Y entre las respuestas se mezclaban la frustración y el sarcasmo: “Oscilación de qué y parcial para quiénes… ustedes no tienen ni gota de vergüenza”, soltó una internauta, reflejando el sentir de un país donde la paciencia se apagó hace rato.
Las redes sociales se llenaron de comentarios que mostraban, una vez más, el hartazgo de una población cansada de vivir entre apagones y excusas. “No lo puedo creer… hasta cuándo, señores”, escribió otro usuario, mientras alguien remató con mordacidad: “Ahora dicen que es parcial, después se complica y ¡pum!, tres días sin corriente”.
El apagón nacional se convirtió en el retrato exacto del caos que vive Cuba. Cada comentario, cada broma, cada queja, refleja la crisis profunda de un sistema eléctrico quebrado por la corrupción, la falta de mantenimiento y la desidia del Gobierno.
Un cubano resumió la situación con humor negro: “El aire fresco despeina al SEN”. Otro, más observador, se preguntó por qué “el circuito detrás de Etecsa en el reparto Cardozo nunca se apaga, por mucho déficit que haya en Villa Clara”. Una pregunta que muchos se hacen, pero que nadie del régimen se atreve a responder.
La realidad es que el sistema eléctrico no da más. Según el último parte del SEN, la afectación por déficit de generación llegó a los 1,818 MW, mientras la disponibilidad apenas alcanzaba 1,550 MW frente a una demanda de más de 2,500. Es decir, el país entero al borde del apagón total.
Las causas son las mismas de siempre: falta de combustible, plantas averiadas y más de 70 centrales de generación distribuida fuera de servicio. Entre las más golpeadas están Felton, Mariel, Renté y Santa Cruz, símbolos de un sistema eléctrico que hace tiempo dejó de funcionar como debe.
Y como si no bastara con eso, Melissa avanza por el Caribe con vientos sostenidos de 85 km/h y amenaza con fortalecerse. El Instituto de Meteorología de Cuba (INSMET) y el Centro Nacional de Huracanes de Estados Unidos (NHC) ya han advertido sobre lluvias intensas, marejadas e inundaciones para el oriente del país durante el fin de semana.
El problema es que, sin electricidad ni comunicación, los cubanos quedan completamente desprotegidos justo cuando más necesitan información. Sin luz, las emisoras y canales estatales se apagan, las redes fallan y el pueblo se queda sin orientación ni alerta. Una situación absurda en pleno siglo XXI, pero cotidiana bajo la dictadura cubana.
Mientras el Gobierno insiste en que “se investigan las causas”, el país vuelve a quedar sumido en la oscuridad y la incertidumbre. Otra noche sin corriente, sin explicaciones y sin esperanza, mientras la tormenta se acerca y el sistema, una vez más, colapsa ante la ineficiencia del propio régimen.