Régimen confirma alarma sanitaria: Más de 13 mil casos febriles inespecíficos fueron reportados en apenas una semana en Cuba

Redacción

Cuba está viviendo una nueva alarma sanitaria, con un repunte preocupante de fiebre y virus transmitidos por mosquitos que vuelve a poner en jaque al ya deteriorado sistema de salud del país. En apenas una semana, las autoridades reportaron más de 13 mil casos febriles inespecíficos (13,071), una cifra que refleja la circulación activa de arbovirosis y confirma que el corredor endémico de la fiebre se mantiene en nivel de epidemia.

La viceministra de Salud Pública, Carilda Peña García, reconoció en su comparecencia televisiva que los cuadros febriles están aumentando prácticamente en todo el territorio nacional, con excepción de Pinar del Río, Artemisa, Mayabeque, Las Tunas, Holguín y la Isla de la Juventud.

El dengue vuelve a golpear con fuerza. La tasa nacional subió a 24,3 por cada 100 mil habitantes, y las provincias más afectadas son Guantánamo, Matanzas, Ciego de Ávila, La Habana y Cienfuegos. A ellas se suman Villa Clara, Sancti Spíritus y Camagüey, que también muestran un panorama complicado.

La chikungunya, por su parte, sigue expandiéndose por casi todo el país, con excepción de Las Tunas, Mayabeque y la Isla de la Juventud. Los expertos aseguran que la circulación viral ha aumentado tanto que ya se registran más casos graves y críticos, incluyendo siete pacientes en estado delicado esta semana.

La situación se agrava por un detalle alarmante: el serotipo 4 del dengue es ahora el predominante, después de varios años bajo el dominio del serotipo 3. Esto significa que quienes ya habían enfermado antes podrían sufrir formas más graves del virus si se reinfectan.

Mientras tanto, el régimen intenta controlar la crisis a golpe de fumigaciones. Las autoridades sanitarias desplegaron una ofensiva de adulticidas y abate, con la meta de cubrir las zonas más afectadas en un plazo de 15 a 20 días. Los famosos camiones que “echan humo” recorren los barrios, pero su acción depende, como casi todo en Cuba, de la disponibilidad de combustible y del funcionamiento de unos pocos equipos en mal estado.

En cada provincia se han activado grupos de emergencia para coordinar labores de saneamiento y control vectorial, aunque la población denuncia que las acciones llegan tarde y mal, mientras los mosquitos siguen haciendo de las suyas.

Las autoridades insisten en que no habrá cierres ni restricciones como las del COVID-19, pues el dengue no se transmite de persona a persona, sino a través del Aedes aegypti, ese mismo mosquito que lleva décadas reinando en los patios cubanos gracias al abandono estatal y al caos sanitario.

En medio de este panorama crítico, el primer ministro Manuel Marrero Cruz volvió a recurrir a su discurso de optimismo vacío, asegurando que el país “sí puede” controlar la crisis sanitaria. Pero la realidad en los hospitales, con salas abarrotadas, falta de insumos y médicos exhaustos, demuestra lo contrario.

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