Régimen revela que el mayor robo de combustible en Cuba está ocurriendo dentro de los propios depósitos estatales

Redacción

La corrupción sigue corriendo como la gasolina en Cuba Petróleo (CUPET), una empresa estatal que se desangra a diario por el robo de combustible desde sus propios depósitos. Ni hace falta que intervenga alguien de afuera: el saqueo empieza justo en el corazón del sistema.

Durante el programa oficialista Hacemos Cuba, conducido por el vocero del régimen Humberto López, la directora comercial de CUPET, Yarianna Guerra, terminó admitiendo públicamente algo que todo el mundo sospechaba hace tiempo: el robo de carburante nace en los tanques de almacenamiento, antes siquiera de llegar a los camiones cisternas o a las gasolineras.

Según explicó la funcionaria, los implicados manipulan los registros de temperatura de los tanques para “disfrazar” pérdidas por evaporación. Es decir, inventan que el calor hizo desaparecer miles de litros, cuando en realidad los están desviando. “Registran temperaturas más altas para justificar una mayor evaporación y así se roban la diferencia”, confesó Guerra, dejando en evidencia el nivel de descontrol dentro de la empresa.

En un solo día, las pérdidas pueden alcanzar entre 20,000 y 30,000 litros de combustible, dependiendo del volumen que se manipule. Todo esto ocurre en un país donde la mayoría de los cubanos apenas puede cocinar o trasladarse porque no hay combustible ni para los hospitales.

CUPET reconoció que los robos son obra de redes bien organizadas, donde participan desde choferes de cisternas hasta custodios, jefes de brigada e incluso algunos directivos. Según la versión oficial, han aplicado “medidas disciplinarias”, pero la población sabe que esas sanciones terminan siendo solo papel mojado.

Los robos no son aislados ni nuevos. El régimen, en su propio intento de control, identificó los puntos más “calientes” del hurto de combustible: los grupos electrógenos, las bases de almacenamiento de CUPET y las terminales de ómnibus del transporte público. Todo ocurre, cómo no, en las madrugadas, cuando la vigilancia es mínima y los apagones facilitan la oscuridad perfecta para el delito.

Entre enero y agosto de 2025, las autoridades dicen haber recuperado unos 350,000 litros de combustible robado. Aun así, el Ministerio del Interior (Minint) y la Unión Nacional Eléctrica (UNE) se ven obligados a revisar todos los grupos electrógenos del país para intentar frenar una práctica que ya parece fuera de control.

Pero más allá de los discursos y los supuestos operativos, el robo de combustible es solo otro reflejo del desastre nacional. La corrupción florece porque el sistema está podrido desde arriba, y muchos cubanos no ven otra salida que “resolver” robando al propio Estado que los mantiene en la miseria.

En un país donde el salario no alcanza ni para comprar un litro de gasolina, el combustible se ha convertido en oro líquido. Y mientras el régimen culpa al “bloqueo”, la verdad arde en los depósitos de CUPET: la corrupción y el hambre están alimentando el fuego que consume lo poco que queda de la economía cubana.

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