El dólar se acerca rápidamente a los casi 500 pesos cubanos en el mercado informal en Cuba

Redacción

El dólar estadounidense (USD) volvió a sacudir el mercado informal en Cuba y alcanzó este viernes los 490 pesos cubanos, cinco pesos más que en la jornada anterior. La moneda norteamericana sigue marcando el paso de una economía en crisis, donde el peso cubano se desploma sin freno y el bolsillo del pueblo no da más.

De acuerdo con el medio independiente elTOQUE, que monitorea a diario el comportamiento de las divisas en el mercado no oficial, el billete verde continúa fortaleciéndose en medio de una escasez generalizada que mantiene al país de cabeza. Ni los anuncios del régimen ni sus medidas improvisadas logran frenar la desconfianza de los cubanos, que cada día corren a refugiarse en el dólar como único valor seguro.

Mientras tanto, el euro (EUR) se mantiene estable en 540 pesos cubanos, una cifra que lo consolida como otra alternativa para quienes reciben remesas desde Europa o hacen negocios con turistas. Sin embargo, conseguir euros en efectivo sigue siendo casi una misión imposible, como todo lo que depende del sistema estatal.

El MLC (Moneda Libremente Convertible) —la moneda digital que solo existe en las tiendas del régimen— continúa clavado en 200 pesos cubanos, reflejando el abismo entre los números oficiales y la realidad del cubano de a pie. Una economía partida en dos, donde el gobierno sigue jugando con las cifras mientras la gente pelea por un litro de aceite o un pedazo de pollo.

El peso cubano no levanta cabeza y los precios en la calle lo confirman. Con el dólar a 490 CUP, un simple billete de 20 USD equivale a 9 800 pesos, mientras que los 100 dólares —que antes eran un lujo— ya rozan los 49 000 CUP, una cantidad que para muchos representa varios meses de salario.

Lo mismo pasa con el euro: un billete de 50 EUR ya supera los 27 000 pesos cubanos, dejando claro que la moneda nacional perdió todo sentido práctico. En Cuba, los precios suben, el salario se evapora y el gobierno sigue sin ofrecer soluciones reales, limitándose a discursos vacíos y promesas recicladas.

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