Pastor cubano desterrado por el régimen vuelve a negársele la entrada a Cuba tras llegar en un vuelo para ver a su hija enferma de un cáncer avanzado

Redacción

El pastor cubano Alain Toledano Valiente volvió a ser víctima del abuso del régimen, tras denunciar que fue desterrado por segunda vez de su propio país, cuando intentaba regresar a Cuba para acompañar a su hija mayor, Susana, diagnosticada con cáncer de mama en estado avanzado.

Los tiranos me esperaban. Todo un show montado a mi llegada. Me detuvieron en emigración y no me dejaron entrar. Estoy siendo desterrado otra vez de mi propio país”, escribió Toledano en su cuenta de Facebook, junto a fotos tomadas en el aeropuerto de Santiago de Cuba, donde quedó varado.

El pastor, que vive exiliado en Estados Unidos desde 2022, explicó que decidió viajar para estar unos días con su familia y acompañar a su hija en este momento difícil. Sin embargo, como ya es costumbre en el actuar represivo del régimen, las autoridades migratorias le negaron la entrada y lo obligaron a regresar, sin siquiera permitirle explicarse.

Los tiranos en Cuba se deleitan en hacer sufrir a las familias. Cometen cualquier crimen con tal de mantenerse en el poder. Estoy desterrado otra vez, pero pronto volveré a una Cuba libre de asesinos”, expresó el líder religioso, quien ha sido blanco del acoso político por defender la libertad religiosa y los derechos humanos.

Toledano es conocido por su labor en la iglesia Emanuel y su participación en el Movimiento Apostólico, una red cristiana protestante que el régimen no reconoce oficialmente y que ha sido perseguida por practicar su fe sin la venia del Estado. Desde hace años, la Seguridad del Estado lo tiene en la mira por organizar cultos independientes y expresar públicamente sus convicciones.

DEPORTADO POR SEGUNDA VESSaludos, a causa de la situación familia que tengo con mi hija mayor Susana y el sufrimiento…

Posted by Alain Toledano Valiente on Thursday, October 23, 2025

En 2022, tras recibir amenazas de cárcel, el pastor fue forzado a exiliarse. Gracias al apoyo de la organización Outreach Aid to the Americas (OAA), logró salir del país y refugiarse en Estados Unidos. Desde entonces, ha denunciado cómo el régimen utiliza el destierro como castigo político contra voces incómodas.

Ya en mayo de este año, el régimen le había negado la entrada cuando intentó viajar nuevamente a Cuba para ver a su hija enferma, declarándolo “una amenaza para la Seguridad del Estado”. Una etiqueta absurda, usada por la dictadura para silenciar a cualquiera que se atreva a pensar distinto.

Varias organizaciones internacionales, entre ellas Christian Solidarity Worldwide (CSW), condenaron la medida, calificándola de “crueldad sin límites” y un acto de inhumanidad.

El caso del pastor Toledano se suma a muchos otros de cubanos a los que el régimen ha prohibido regresar a su tierra, como Anamely Ramos o los hermanos Omara y Ariel Ruiz Urquiola, víctimas de lo que expertos en derecho internacional han descrito como una política de destierro forzado, una práctica contraria al artículo 13 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos.

Más allá de la política, el drama es humano y profundamente doloroso. Un padre no puede abrazar a su hija enferma porque el régimen teme sus ideas. Un país que expulsa a sus hijos por pensar diferente no tiene nada de patria.

“Cada cubano tiene derecho a estar en su tierra”, había dicho Toledano meses atrás. Hoy, su historia vuelve a poner sobre la mesa una pregunta que duele: ¿quién le dio al régimen el derecho de decidir quién puede volver a Cuba y quién no?

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