Una escena más del día a día en La Habana está dando vueltas por las redes: un hombre fue captado por cámaras de seguridad mientras robaba un teléfono celular en una cafetería, en un hecho que resume la inseguridad que se respira hoy en la capital cubana. Lo triste es que, para muchos, ya nada de esto sorprende.
El video, compartido por el usuario Mayito Pérez en Facebook, muestra a un individuo entrando al local con total naturalidad, dinero en mano, como si fuera un cliente común. Pero lo que parecía una visita inocente terminó siendo un robo descarado.
En las imágenes se ve la cafetería prácticamente vacía. No hay dependiente detrás del mostrador, solo las mesas, el zumbido del ventilador y ese silencio que precede a la jugada. El tipo observa, se asoma, calcula. Después de unos segundos de duda, ve un celular cargando detrás del mostrador, se impulsa con agilidad, salta, lo desconecta y desaparece del lugar sin dejar rastro.
Mayito, indignado, publicó los videos desde varios ángulos y ofreció una recompensa de 10 mil pesos a quien ayude a identificar al ladrón. “Me pueden escribir sin problemas 24/7”, escribió en su publicación, dejando claro que está dispuesto a todo por recuperar su teléfono —y quizás un poco de justicia.
El video también se compartió en el grupo de Facebook Tienda Carlos III, lo que sugiere que el local podría estar en esa zona. La intención es clara: hacer que la denuncia llegue a más ojos y, con suerte, al culpable.
Pero más allá del robo en sí, el caso refleja algo mucho más profundo: la creciente desconfianza en la policía y el hecho de que hoy los cubanos prefieren denunciar en Internet antes que en una estación. En las redes, al menos, alguien escucha.
Durante los últimos meses, los reportes de robos, asaltos y hurtos en La Habana han aumentado alarmantemente. Motos eléctricas, viviendas y hasta tiendas privadas se han convertido en blanco fácil. La gente está cansada, frustrada, y lo dice sin filtros: “Esto pasa todos los días y nadie hace nada”, comentó un usuario. “Hasta los negocios pequeños están indefensos”, añadió otro.
El robo del celular en esta cafetería es solo una muestra más del deterioro social que atraviesa Cuba. Una postal de la crisis donde ya no solo se roba por necesidad, sino porque el sistema dejó de funcionar. En las calles, la seguridad, la confianza y hasta la esperanza parecen ser, tristemente, los bienes más robados.
