El cuerpo encontrado este sábado en Sagua de Tánamo fue identificado como Luis Pérez Rodríguez, un hombre de 64 años que estaba desaparecido desde el pasado 23 de octubre, tras el violento desbordamiento del río Sagua.
La confirmación llegó a través del portal oficialista Realidades desde Holguín, que intenta maquillar con su tono burocrático otra tragedia más provocada por la negligencia y el abandono estatal. El cadáver fue hallado cerca de la desembocadura del río, una zona donde las crecidas son comunes pero las autoridades nunca han tomado medidas reales para prevenir desastres.
Según la información, los familiares ya fueron notificados, y se les ha “brindado apoyo”, como suelen decir los voceros del régimen cada vez que ocurre una desgracia. Sin embargo, en la práctica, ese “apoyo” suele quedarse en palabras vacías y promesas que no llegan a concretarse.
Pérez Rodríguez, trabajador de la UEB Correos y vecino del Consejo Popular Ciudad Sur, fue reportado como desaparecido después de que el río arrasara con parte de la zona. Hasta el momento, aún se busca a Antonio Angulo Caballero, de 74 años, residente en El Jobo, quien también desapareció entre las aguas.
El propio pueblo, no las instituciones del Estado, fue quien alertó sobre la desaparición. La página independiente Bloguero Tanameño difundió desde el inicio la noticia, mientras los medios oficiales guardaban silencio o intentaban minimizar los hechos. Los reportes indican que ambos hombres habrían sido arrastrados por la corriente el miércoles, durante el pico de la crecida.
El municipio de Sagua de Tánamo continúa en tensión. Las lluvias recientes han causado un panorama desolador, con ríos desbordados, caminos destruidos y familias desesperadas por la falta de respuestas. Las autoridades locales, en su acostumbrado discurso, piden “calma” y que se sigan los canales oficiales, pero la realidad en el terreno demuestra la total incapacidad del gobierno para proteger a su gente.
Aunque los medios del régimen se apresuraron a aclarar que estas muertes no guardan relación directa con el huracán Melissa, las lluvias que azotan el oriente cubano en los últimos días sí han sido un factor determinante. La falta de infraestructura, el abandono de las comunidades rurales y la ausencia de un sistema de alerta eficaz convierten cada aguacero en una amenaza de muerte.
En redes sociales, familiares y vecinos han pedido no difundir rumores, pero también reclaman más apoyo real y transparencia. Muchos señalan que si el Estado hiciera su trabajo, si se invirtiera en prevención en lugar de propaganda, tragedias como esta no serían tan frecuentes.










