Evacúan a más de 250 mil personas en Santiago de Cuba ante el avance del huracán Melissa: el régimen intenta mostrar control en medio del caos

Redacción

La primera secretaria del Partido Comunista en Santiago de Cuba, Beatriz Johnson Urrutia, anunció que se trabaja contrarreloj para evacuar a más de 258 mil personas en la provincia, ante la inminente llegada del huracán Melissa, un poderoso fenómeno que amenaza con lluvias intensas, vientos destructivos e inundaciones severas.

Durante una teleconferencia encabezada por Miguel Díaz-Canel, Johnson aseguró que el régimen está “tomando medidas” y prestando atención especial al municipio costero de Guamá, así como a la seguridad de los embalses Carlos Manuel de Céspedes y Protesta de Baraguá. Sin embargo, los santiagueros saben muy bien que esos discursos de “organización y protección” suenan huecos cuando la realidad muestra comunidades sin recursos, sin materiales y con refugios improvisados.

Más temprano, Johnson había lanzado un mensaje de alerta a través de los medios oficiales, repitiendo el guion de siempre: llamado a la prudencia, a la solidaridad y a no subestimar el poder del huracán. Pero detrás de ese tono paternalista se esconde una verdad que todos conocen: el Estado no tiene cómo responder ante un desastre natural de esta magnitud.

Según el Centro de Pronósticos del Instituto de Meteorología, Melissa mantiene categoría 4 en la escala Saffir-Simpson, con vientos sostenidos de 220 km/h y rachas aún más fuertes, desplazándose lentamente hacia el oeste a unos seis kilómetros por hora. Todo apunta a que su paso será devastador.

Los meteorólogos advierten que hasta el martes el huracán se moverá hacia el oeste-oeste-noroeste, acercándose peligrosamente a la costa sur de Jamaica, para luego girar rumbo norte-noreste, una trayectoria que deja al oriente cubano en el centro de la amenaza.

En las provincias de Granma, Santiago de Cuba y Guantánamo, las marejadas ya comenzaron a azotar la costa sur, complicando aún más la situación de miles de familias que viven sin protección adecuada.

Mientras los funcionarios del régimen celebran sus “reuniones de defensa”, el pueblo santiaguero se prepara solo, con lo poco que tiene, tratando de sobrevivir una vez más entre apagones, escasez y promesas vacías.

El huracán Melissa no solo amenaza con destruir techos y calles, sino que también desnuda una vez más el colapso del sistema cubano, incapaz de proteger ni siquiera a sus propios ciudadanos cuando más lo necesitan.

Habilitar notificaciones OK Más adelante