La Gran Logia de Cuba vivió este sábado una jornada histórica y cargada de tensión. Tras semanas de disputas internas y denuncias de injerencia política, Manuel Valdés fue elegido como nuevo Gran Maestro, un hecho que muchos masones describen como “una victoria frente al control del régimen”.
El reconocido masón y opositor Ángel Santiesteban-Prats compartió en redes sociales varios mensajes donde se refleja el ambiente dentro de la institución: un clima de esperanza mezclado con cautela ante posibles maniobras del Gobierno para invalidar el resultado.
Según los reportes, funcionarios del régimen se habían reunido en días previos con logias de varias provincias, prometiendo respetar lo que decidieran los masones. Sin embargo, los miembros exigen que esa palabra se cumpla, conscientes de que el castrismo tiene un largo historial de romper sus promesas cuando siente que pierde el control.
Las comunicaciones internas celebraron el fin del anterior liderazgo impuesto, mientras se advertía que la sesión debía continuar hasta formalizar el proceso y confirmar oficialmente a Valdés como nuevo Gran Maestro.
El contexto ha sido descrito como “una lucha inédita dentro de la masonería cubana”, marcada por la resistencia de sus miembros a aceptar interferencias políticas en una institución que, desde sus orígenes, ha defendido la libertad y la independencia del pensamiento.
Los masones denuncian que el anterior dirigente, Filema, intentó reabrir la Cámara Masónica sin la participación de logias suspendidas por votar en su contra, un intento que muchos consideraron un golpe institucional. La mayoría exige un proceso transparente con todos los representantes legítimos, sin exclusiones ni manipulaciones externas.
Mientras tanto, en los alrededores de la sede masónica en La Habana, la Seguridad del Estado mantiene una vigilancia discreta pero constante, según denuncian los propios miembros. Temen que cualquier paso que se interprete como “desafío al poder” termine en arrestos o intimidaciones.
Santiesteban-Prats advirtió en sus publicaciones que la intención del régimen es “desgastar a los masones y su economía, haciéndolos viajar desde todas las provincias solo para agotarlos”, una táctica conocida del aparato represivo cuando intenta quebrar la voluntad de los grupos independientes.
Pese a las presiones, la elección de Manuel Valdés representa un punto de inflexión dentro de la institución. Sus promotores la celebran como una “segunda independencia” de la masonería cubana frente a décadas de injerencia política, y un intento por devolverle su esencia democrática y libre.
En redes sociales, numerosos masones han felicitado al nuevo Gran Maestro y exigen que se respete la decisión de la Cámara, se reconozca el resultado y se abra un nuevo capítulo dentro de la historia de la logia.
La masonería cubana arrastra una profunda crisis tras el escándalo de corrupción que en 2024 salpicó al ex Gran Maestro Mario Urquía Carreño, señalado por desviar fondos y permitir la entrada del régimen en los asuntos internos de la organización.
Desde entonces, la institución ha luchado por limpiar su nombre y sacudirse la sombra del control estatal, que muchos ven como una maniobra más del castrismo para neutralizar cualquier espacio de pensamiento libre en el país.







