La tranquilidad en Cárdenas, provincia de Matanzas, volvió a sacudirse esta semana. Un cubano, identificado como José Nivaldo Alfonso Calero, fue detenido tras protagonizar una racha de nueve robos en el municipio, según informó la página oficialista Con Todos La Victoria. El hombre no solo había sembrado el caos en varios barrios, sino que además estaba prófugo de la justicia.
Según los reportes, Alfonso Calero acumulaba un historial delictivo bastante largo. En el consejo popular Humberto Álvarez, robó —en dos ocasiones diferentes— dos motos, tres torres de computadoras, dos monitores y hasta una balita de gas. Su modus operandi era sencillo pero efectivo: entraba, tomaba lo que podía y desaparecía sin dejar rastro.
Pero su “carrera” no terminó ahí. En el poblado de Santa Marta, el ladrón también sustrajo varios objetos de un quiosco privado, una moto y una bicicleta de un garaje. Los vecinos aseguran que durante semanas vivieron con miedo, pues nadie sabía cuándo le tocaría el turno a su casa o negocio.
Por si fuera poco, el hombre extendió su ola delictiva hasta Boca de Camarioca, donde cometió al menos cuatro hurtos en viviendas particulares. En una de ellas, se llevó dos televisores completos. Y por si eso no bastara, también se robó un motocarga de los pozos petroleros del municipio. Todo un récord de fechorías en poco tiempo.
De acuerdo con la publicación oficial, durante los interrogatorios Alfonso Calero confesó todos los robos sin poner mucha resistencia. Las autoridades confirmaron que el detenido ya tenía antecedentes por robo con violencia, hurto, robo con fuerza e incluso evasión de preso. En otras palabras, no era ningún novato en esto de burlar la ley.
El arresto llega en un momento especialmente tenso para los habitantes de Cárdenas. Solo un día antes, la ciudad había sido escenario de un crimen que dejó a todos en shock: el asesinato de Carlos Laferte, dueño de la conocida cafetería Calvo y 28. El empresario, de 61 años, fue apuñalado por un joven de 18, identificado luego como Dayfred Rizo Noda Herrera, quien ya está bajo custodia.
Ambos casos han reavivado la preocupación por la creciente ola de robos y violencia en Matanzas, una provincia que en los últimos meses ha pasado de ser turística y tranquila a convertirse en escenario de noticias policiales cada vez más frecuentes.
Con la detención de Alfonso Calero, las autoridades locales intentan enviar un mensaje claro: el que roba, paga. Pero entre los vecinos de Cárdenas, el temor persiste. Muchos aseguran que, mientras la crisis siga apretando y la impunidad sea la norma, el delito seguirá siendo el pan de cada día en Cuba.







