El poderoso huracán Melissa continúa su paso devastador por el Caribe y ya alcanzó la categoría 5 en la escala Saffir-Simpson, según confirmó el Centro Nacional de Huracanes (NHC) en su boletín de las 5:00 a.m. de este lunes 27 de octubre. Con vientos máximos sostenidos de 260 km/h (160 mph), Melissa se ha convertido en una auténtica bestia atmosférica que avanza con dirección al sureste de Cuba, donde ya se activaron advertencias de huracán.
El centro del sistema fue localizado en 16.4°N y 77.8°O, a unos 505 kilómetros al sur-suroeste de Guantánamo, moviéndose lentamente hacia el oeste a apenas 6 km/h. Los expertos prevén que en las próximas horas Melissa gire hacia el noroeste y luego al norte, para después acelerar su trayectoria al noreste a partir del martes, acercándose peligrosamente a Jamaica y al oriente cubano.
El oriente cubano bajo amenaza directa
El NHC alertó que el núcleo del huracán podría pasar sobre Jamaica esta noche, impactar el sureste de Cuba el martes por la noche y continuar hacia las Bahamas el miércoles. Las provincias de Granma, Santiago de Cuba, Guantánamo y Holguín ya se encuentran bajo advertencia de huracán, mientras que Las Tunas está en alerta de tormenta tropical.
En condiciones normales, estas advertencias deben emitirse con al menos 36 horas de antelación para permitir preparativos de emergencia, pero en Cuba la realidad es otra: los recursos escasean, los techos están podridos y la gente no tiene ni cómo evacuar. Las autoridades del régimen insisten en que “todo está bajo control”, cuando en verdad la población se siente desprotegida y sola ante el inminente golpe del ciclón.
Vientos destructivos y amenaza creciente
Los datos recogidos por un avión cazahuracanes de la Fuerza Aérea estadounidense confirman lo que muchos temían: Melissa no solo es categoría 5, sino que podría fortalecerse aún más antes de tocar tierra. Según el NHC, los vientos con fuerza de huracán se extienden hasta 45 km desde el centro, y los de tormenta tropical alcanzan unos 315 km, lo que significa que los efectos del ciclón se sentirán mucho antes de que llegue su ojo.
Lluvias torrenciales e inundaciones peligrosas
El mayor peligro no está solo en el viento. Las lluvias intensas asociadas al huracán podrían provocar inundaciones repentinas y deslizamientos de tierra en zonas montañosas del oriente cubano. El NHC calcula acumulados de entre 250 y 500 milímetros de lluvia (10 a 20 pulgadas) entre este lunes y el miércoles, especialmente sobre la Sierra Maestra y comunidades cercanas.
En un país con carreteras destruidas, drenajes colapsados y viviendas en ruinas, estas lluvias pueden tener consecuencias desastrosas. Cada tormenta expone la cruda realidad del sistema cubano: un aparato estatal incapaz de responder ante emergencias, mientras el pueblo paga las consecuencias de décadas de abandono.
Marejadas ciclónicas: otra amenaza letal
El NHC advierte también sobre marejadas ciclónicas “potencialmente mortales” que podrían impactar el litoral suroriental de Cuba entre el martes por la noche y el miércoles. Se espera que el nivel del mar aumente hasta 3 metros por encima del nivel habitual, acompañado de grandes y destructivas olas.
Este fenómeno, que ya golpea Jamaica, podría causar daños severos en comunidades costeras de Guantánamo y Santiago, donde la gente apenas cuenta con recursos para protegerse. Las marejadas, el viento y la lluvia podrían convertir esas zonas en auténticos campos de desastre.
El Caribe en alerta y Cuba en evidencia
Melissa ya es el segundo huracán de categoría 5 del Atlántico en 2025, y pone en evidencia la vulnerabilidad de toda la región. Países como Jamaica, Bahamas, Haití y las Islas Turcas y Caicos están bajo advertencia, mientras el NHC pide a los habitantes de Bermudas seguir de cerca su evolución.
En Cuba, las autoridades aseguran que “la Defensa Civil está preparada”, pero la realidad en los barrios dice otra cosa: poca información, falta de transporte, ausencia de refugios y escasez de alimentos básicos. Una vez más, el régimen demuestra su ineficiencia ante un evento natural que requiere planificación y transparencia, no consignas vacías ni promesas de última hora.
Melissa ya es un monstruo meteorológico, y su acercamiento al oriente cubano amenaza con dejar otra página oscura en la historia reciente de la isla. En las próximas 48 horas, los cubanos del oriente enfrentarán no solo la furia del ciclón, sino también la impotencia de depender de un sistema que hace mucho tiempo colapsó.










