Régimen suspende clases y transportes ante el paso del huracán Melissa, mientras el oriente cubano se prepara sin recursos ni confianza en el sistema

Redacción

El Ministerio de Educación de Cuba anunció la suspensión total de las clases desde Guantánamo hasta Camagüey debido al inminente impacto del huracán Melissa, que alcanzó la categoría 5 este lunes, con vientos sostenidos de 257 kilómetros por hora, según el Centro Nacional de Huracanes (NHC) de Estados Unidos.

La medida, publicada en una nota oficial del MINED, abarca todos los niveles educativos en las provincias orientales, las más amenazadas por el paso del potente ciclón. En cambio, en Ciego de Ávila, Sancti Spíritus, Cienfuegos y Villa Clara, las actividades se interrumpen de forma parcial, solo en los centros internos. El resto de los niveles sigue bajo “observación”, un término que en Cuba suele significar incertidumbre y desorganización.

En la zona occidental, desde Matanzas hasta Pinar del Río, incluyendo la Isla de la Juventud, las clases se mantienen por el momento, aunque las autoridades advierten que podrían “revaluar” la situación según evolucione el fenómeno. En su comunicado, el Ministerio pidió “prudencia, solidaridad y responsabilidad”, frases repetidas que contrastan con la falta de preparación real y los escasos recursos para enfrentar una emergencia de este tipo.

Transporte paralizado y evacuaciones improvisadas

A la suspensión de las clases se suma ahora la paralización total del transporte público y aéreo en el oriente del país. El Ministerio de Transporte (MITRANS) informó que se cancelaron trenes, ómnibus, vuelos y servicios marítimos, dejando incomunicadas varias provincias. Los trenes nacionales como el Habana-Guantánamo y el Habana-Santiago, junto a los vuelos hacia y desde Santiago de Cuba y Holguín, quedaron suspendidos hasta nuevo aviso.

El gobierno asegura haber iniciado la evacuación de más de 650 mil personas en las zonas de mayor riesgo. Solo en Santiago de Cuba se trasladarían unas 258 mil personas, en Guantánamo cerca de 140 mil, y en Holguín alrededor de 69 mil. Sin embargo, los reportes desde las propias provincias muestran desorganización, centros sin condiciones y carencia de alimentos y agua potable. Las redes sociales se han llenado de denuncias sobre caos, improvisación y falta de información oficial clara.

Colas, frustración y medidas sin sentido

En Guantánamo, el gobierno local sorprendió al anunciar la venta de carbón vegetal “para cocinar” ante los posibles cortes eléctricos. La medida, lejos de tranquilizar, provocó colas interminables y enojo popular, ya que nadie sabía dónde ni cuándo sería la distribución. “¿Dónde y cuándo es la venta? Nadie sabe y nadie responde”, escribió una usuaria molesta en la página de Solvisión, el canal provincial.

En Holguín, otra escena ridícula desató burlas en redes: la Empresa Eléctrica publicó fotos de paneles solares “asegurados con cintas” para resistir los vientos del huracán. Los comentarios no se hicieron esperar. “Era más sensato quitarlos por unos días que verlos volar”, ironizó un internauta. Esta imagen resume la ineficiencia y el absurdo del aparato estatal cubano, que responde a un huracán categoría 5 con soluciones propias de un programa humorístico.

Melissa: un monstruo categoría 5

El huracán Melissa continúa su fortalecimiento con vientos de 160 mph (257 km/h) y una presión central de 917 mb, según el último parte del NHC. Se espera que las condiciones meteorológicas en Jamaica se deterioren este lunes y que el sistema avance hacia el sureste de Cuba entre la noche del martes y la madrugada del miércoles, con posibilidad de marejadas ciclónicas de hasta 3 metros, inundaciones catastróficas y deslizamientos de tierra en las montañas orientales.

Un país frágil ante la tormenta perfecta

El paso de Melissa encuentra a Cuba en su peor momento económico en décadas, con apagones diarios, escasez de comida y hospitales colapsados. Las casas en el oriente, muchas de ellas con techos de fibrocemento o madera podrida, difícilmente resistirán la furia del ciclón.

En redes, los cubanos expresan una mezcla de miedo y desconfianza hacia la capacidad del régimen para enfrentar la emergencia. “Si con un aguacero se va la luz, imagínate con un huracán categoría 5”, escribió un residente de Holguín, reflejando el sentir general.

El huracán Melissa pone a prueba no solo la resistencia del oriente cubano, sino también la mentira del régimen sobre su supuesta “organización ejemplar” ante desastres naturales. Una vez más, la naturaleza deja al descubierto la fragilidad de un sistema que solo sabe mandar consignas mientras el pueblo lucha por sobrevivir.

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