“Aquí todo el mundo está con fiebre”: Cuba al borde del colapso médico

Redacción

La cosa está caliente, y no solo por el sol. En Cuba, lo que antes parecía un simple brote de fiebre ya se convirtió en una crisis sanitaria total. No es dengue por aquí y chikungunya por allá: es una mezcla explosiva que tiene a los hospitales al borde, a los médicos sin recursos y a la gente, literalmente, “resolviendo” con lo que encuentra.

El parte epidemiológico de la semana dejó a muchos con la boca abierta: más de 13 mil personas con fiebre en solo siete días y una tasa de incidencia que ya pasó los 24 casos por cada 100 mil habitantes. Detrás de esas cifras se esconden nombres como dengue, chikungunya y hasta Oropouche, virus que están haciendo fiesta en medio del caos. Pero lo más preocupante es el serotipo 4 del dengue, el más peligroso de todos, sobre todo para los que ya se contagiaron antes.

Eso sí, una cosa es el “parte oficial” y otra la realidad. Porque si algo saben los cubanos, es que los números del gobierno casi nunca cuadran con lo que se vive en la calle.

🦟 “En mi cuadra todos están con fiebre”

Solo basta con hablar con cualquier cubano —desde Pinar hasta Guantánamo— para escuchar la misma historia: “Aquí todo el mundo está enfermo”. En cada barrio hay alguien con fiebre, con sarpullido o en cama con dolores. Las fotos de los cuerpos de guardia desbordados y la gente esperando suero hablan más fuerte que cualquier cifra.

Entonces, la pregunta cae por su propio peso: ¿cómo es posible que solo sean 13 mil los casos reportados si medio país está en cama?

El panorama es desigual, pero constante. Hay focos de transmisión en casi todo el país y los mosquitos están viviendo su mejor momento entre basureros, charcos y falta de control vectorial. Las provincias más afectadas —según los reportes en redes— son Matanzas, Ciego de Ávila, Camagüey, Cienfuegos, Granma y, desde hace poco, La Habana, que ya se suma a la lista roja.

💉 Tuberculosis en pleno 2025: lo que faltaba

Por si el dengue no fuera suficiente, la tuberculosis pulmonar está de regreso. En Santiago de Cuba, varios médicos han denunciado un aumento de casos y la falta de medicamentos, reactivos y equipos para hacer diagnósticos. El doctor Miguel Ángel Ruano lo describió sin rodeos: hospitales sin insumos, laboratorios vacíos y un personal agotado que ya no sabe cómo aguantar tanta carga.

Lo que está ocurriendo en Cuba no es una simple coincidencia. Un sistema de salud sin recursos, sin transparencia y sin respaldo internacional termina colapsando ante cualquier brote. Y ahora no es uno: son varios al mismo tiempo.

🚨 Un país sin emergencia… pero en emergencia

Ante este panorama, el Observatorio Cubano de Derechos Humanos pidió al Gobierno que declare una emergencia sanitaria nacional. Pero ya sabemos cómo funciona esto: reconocer la crisis sería aceptar que la famosa “potencia médica” se vino abajo. Y en eso, la cúpula no cede ni un milímetro.

Esa declaración no sería solo simbólica. Abriría la puerta a recibir ayuda internacional, reorganizar presupuestos y transparentar datos, tres cosas que el régimen evita a toda costa. En cambio, la respuesta oficial sigue siendo la misma de siempre: fumigar, buscar larvas y negar muertes.

Pero mientras los partes tranquilizadores se leen en la televisión, los médicos saben que la realidad es otra: falta suero, faltan camas, faltan manos y sobra fiebre.

Si no llega ayuda pronto, la combinación de dengue, fiebre masiva y tuberculosis puede convertir el fin de año en un infierno sanitario. Lo que empezó como un brote más ya se volvió una tormenta perfecta. Y lo peor es que, en Cuba, cuando el gobierno dice “todo está bajo control”, es cuando más hay que preocuparse.

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