En Cuba hay bandas para todo… y ahora resulta que también hay una especializada en robar vehículos estatales. Esta vez, las autoridades del Ministerio del Interior (Minint) lograron desmantelar en Pinar del Río una red de delincuentes que se dedicaba a “levantar” carros, camiones y hasta jeeps de empresas del Estado. Según contó el periódico Granma, la banda estaba compuesta por individuos de Artemisa que se movían hacia el occidente del país solo para robar, y después revendían los vehículos en otros territorios. Un negocio redondo, hasta que los agarraron con las manos en la masa.
El mayor Osniel Miranda Curbelo, segundo jefe de la Unidad Provincial de Investigación Criminal y Operaciones (UPICO), explicó que estos tipos no eran improvisados. Tenían un método muy bien pensado: localizaban los autos estatales que estuvieran estacionados en lugares poco vigilados, esperaban la noche, y los robaban con total tranquilidad. Luego, los trasladaban hacia Artemisa o Mayabeque para revenderlos o desarmarlos en piezas. Vamos, que tenían un sistema montado casi profesional.
Entre los “botines” recuperados por la policía hay uno que ha dado mucho de qué hablar: un camión V-8 de la Empresa Agroindustrial de Granos Los Palacios, ¡que en el momento del robo estaba cargado de yuca! Al parecer, el chofer hizo una parada rápida en su casa y, en ese descuido, los delincuentes aprovecharon para desaparecer con el camión y toda la mercancía. No se sabe si la yuca llegó a venderse o se perdió en el camino, pero el episodio parece sacado de una película de acción con sabor cubano.
El grupo también se robó un jeep de la Empresa de Transporte Agropecuario, en Herradura, y otro vehículo similar de la Empresa Pecuaria Genética Camilo Cienfuegos, en Consolación del Sur. En ambos casos, los choferes habían dejado los carros parqueados cerca de sus casas, confiados. Los ladrones, expertos en lo suyo, forzaron las puertas y “sacaron los cables del chucho” para encenderlos. Nada de tecnología avanzada, puro ingenio y práctica callejera.
Y por si fuera poco, la banda no se limitó al sector estatal. También se llevaron una moto Jawa de una institución pública y hasta un Lada 1600 particular que estaba tranquilamente estacionado en la vía pública en Pinar del Río. Al parecer, donde veían una oportunidad, no se lo pensaban dos veces.
Según las investigaciones, los vehículos robados eran llevados a Artemisa, Mayabeque y La Habana, donde intentaban venderlos en el mercado negro. El camión con yuca terminó en el municipio de Nueva Paz; el Lada fue vendido en la capital; un jeep se comercializó en Artemisa y el otro lo desarmaron en piezas para revenderlo. Una cadena perfectamente organizada de robo, traslado y “reventa técnica”.
El mayor Miranda Curbelo aseguró que los compradores sabían perfectamente de dónde salían los vehículos. “El objetivo era modificarlos o usarlos por piezas para obtener más ganancias”, explicó. En otras palabras: nadie era inocente en esa historia.
Hasta ahora, once personas enfrentan procesos penales por el caso: siete como autores directos de los robos y hurto con fuerza, y el resto por receptación. Parece que la justicia les va a cobrar caro cada litro de gasolina que gastaron en esos viajes delictivos de Artemisa a Pinar del Río.










