El nieto del dictador Fidel Castro, Sandro Castro, volvió a encender las redes con un video que mezcla ironía, sarcasmo y una dosis de descaro que ya es casi su marca registrada. Esta vez, el joven “revolucionario” se lanzó con un clip que pone sobre la mesa la escasez de alimentos y el colapso económico que golpea a Cuba, pero lo hace con su característico humor negro.
En la grabación, publicada este fin de semana, Sandro aparece cavando un hueco en la tierra, que más que un simple hoyo parecía una tumba simbólica, mientras encontraba productos básicos como pollo, aceite, leche en polvo y limones. Para completar el cuadro de provocación, hasta un juguete sexual hacía acto de presencia, mezclando la crítica social con la parodia más descarada.
“Ah, viste Magnolia, que yo te lo dije: íbamos a hacer trabajo voluntario y rendirle honor a la agricultura hermana…”, lanzó con tono burlón, aludiendo a los rituales propagandísticos que el régimen ha usado durante décadas para fingir eficiencia en la producción agrícola.
El momento de júbilo no tardó en llegar. Mostrando una bandeja de carne, exclamó: “¡El ave mía favorita, el pollo! Hoy toca pollito frito con cervecita, Magnolia!” Luego remató con una frase provocadora: “Pero tengo que revisar El Toque para eso”, en clara burla al medio independiente que publica la tasa informal del dólar, al que Sandro y voceros del régimen acusan de “inflar” los precios en el mercado negro.
A lo largo del video, Sandro parodia la vida cotidiana de los cubanos, obligados a sobrevivir entre colas eternas, apagones y precios disparados. Su humor combina sátira, doble sentido y comentarios ácidos sobre la realidad que solo puede comprarse con dólares en el mercado informal.
“Aceite, el resbaloso; si no, no entra ni cuaja mi consorte… Llegó la leche, qué rico para embarrarte toda… ¡en polvo, de la que no se ve!”, se escuchó entre risas, mezclando insinuaciones sexuales con la escasez crónica de productos básicos.
El momento que más dio de qué hablar llegó con los limones. Mirando a cámara, dijo: “Yo sabía que la base de todo no puede faltar: unos limoncitos para hacer una limonadita fresca”. La referencia no es casual: un dardo directo a Miguel Díaz-Canel, cuyo famoso comentario de 2020 sobre que “la limonada es la base de todo” sigue siendo motivo de burlas y memes en toda la isla.
No faltó la súplica absurda pero simbólica: “Por favor, tráeme una yuma o baja el dólar, que vengan cosas buenas, mi Dios”. Con esto, Sandro se burla de la dolarización parcial que su propia familia, y el régimen que representan, han permitido, mientras el cubano de a pie sigue sin poder acceder a lo básico.
El cierre del video fue una declaración tan provocadora como premeditada: “Vamos a quedarnos a vivir aquí. Esto es el underworld de nosotros. A partir de ahora, este va a ser el gao mío. Esta es mi casa”. La frase, un giro irónico de la consigna revolucionaria “Fidel, esta es tu casa”, convierte la tumba en metáfora de un país hundido en su propio colapso.
Este nuevo desplante mediático de Sandro llega justo después de que culpara a El Toque por la subida del dólar y propusiera crear una “asociación de empresarios” para “frenar la inflación”. Su discurso, mezcla de cinismo, privilegio y desparpajo, divide opiniones: mientras algunos lo ven como una burla al pueblo que su familia arruinó, otros detectan una crítica velada al sistema que lo protege.
Entre parodia y provocación, Sandro Castro parece disfrutar de la impunidad que le da su apellido. Su humor, cargado de alusiones sexuales, religiosas y políticas, funciona como un espejo del absurdo cubano, donde un heredero del poder se ríe de la miseria que su propia sangre ayudó a crear.
Cinco años después de que Díaz-Canel declarara que “la limonada es la base de todo”, los limones siguen siendo símbolo de burla y desesperanza, y ahora también la excusa perfecta para la sátira involuntaria de un joven que cava, literal y metafóricamente, su propio hueco en medio del derrumbe nacional.










