Bayamo amanece con sus calles convertidas en ríos y llenas de árboles caídos tras el devastador paso del huracán Melissa

Redacción

Las primeras imágenes que llegan desde Bayamo, capital de la provincia de Granma, muestran un panorama desolador: calles inundadas, árboles caídos y ráfagas de viento que no dan tregua tras el paso del huracán Melissa, que azotó con fuerza el oriente cubano.

Los videos publicados por CMKX Radio Bayamo y CNC TV Granma confirman lo que muchos temían. En las grabaciones se ven calles convertidas en ríos, postes eléctricos a punto de caer y árboles arrancados de raíz por la violencia del viento. En varias zonas del centro de la ciudad, el agua cubre por completo las aceras y los portales de las viviendas, dejando claro que el sistema de drenaje, una vez más, colapsó ante la más mínima exigencia.

De acuerdo con reportes de la emisora local, los municipios más golpeados por las lluvias han sido Jiguaní, Guisa, Bayamo, Media Luna y Cauto Cristo, donde las precipitaciones superan los 100 milímetros. Tres embalses —Paso Malo, Corojo y Derivadora Vicana— ya se encuentran vertiendo agua, lo que incrementa el riesgo de nuevas crecidas y desbordamientos en las próximas horas.

Se reporta caída de árboles en en #Bayamo por el paso del huracán Melissa.Yudelkis Ortiz, presidenta del Consejo de…

Posted by CMKX Radio Bayamo on Wednesday, October 29, 2025

Desde bien temprano, CNC TV Granma confirmó que los vientos seguían arreciando en Bayamo. Vecinos de distintos barrios han compartido imágenes de techos arrancados, ramas caídas sobre autos y portales inundados hasta el borde, mientras algunos accesos principales permanecen completamente bloqueados.

El cauce del río Bayamo está llegando a niveles nunca antes vistos”, contó un locutor de la radio provincial, citando a residentes que observan cómo el agua se traga poco a poco las calles y patios de sus casas.

El Centro Nacional de Huracanes (NHC) de Estados Unidos informó que el ojo de Melissa se encontraba esta mañana sobre la provincia de Holguín, con vientos sostenidos de 185 km/h y desplazamiento hacia el noreste. Aunque el centro del sistema no pasó directamente sobre Granma, las bandas de alimentación descargaron lluvias intensas y persistentes sobre la capital provincial y los municipios cercanos.

Mientras tanto, en Sagua de Tánamo (Holguín), el río Sagua se desbordó causando inundaciones históricas que afectaron viviendas y negocios. Más al sur, en Santiago de Cuba, el amanecer trajo consigo escenas de destrucción total, con calles cubiertas de agua, techos arrancados y comunidades completamente incomunicadas.

Las autoridades mantienen activa la fase de alerta ciclónica en toda la región oriental y exhortan a la población a no salir de sus hogares hasta que las condiciones mejoren. Brigadas de rescate y salvamento intentan llegar a las zonas más afectadas para evaluar los daños y brindar ayuda a los damnificados, aunque muchos residentes denuncian que la respuesta ha sido lenta y desorganizada, como suele ocurrir cada vez que un desastre natural golpea el país.

El paso del huracán Melissa vuelve a dejar al descubierto la fragilidad del oriente cubano, una zona castigada por años de abandono, apagones constantes y escasez de recursos. En un país donde casi nada funciona y donde la gente sobrevive más que vive, cada tormenta termina revelando no solo la fuerza de la naturaleza, sino también la debilidad de un sistema que hace rato naufragó.

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