El nieto del dictador Fidel Castro, Sandro Castro, volvió a encender las redes con un mensaje inesperado. Esta vez, en lugar de sus acostumbradas bromas o exhibiciones de lujo, publicó un video en Instagram donde mostró solidaridad con las provincias orientales de Cuba, fuertemente golpeadas por el huracán Melissa, que desde la madrugada azota el oriente del país con vientos destructivos e inundaciones sin precedentes.
En su historia, escribió la frase “Fuerza Cuba. Odio a Melissa”, acompañada de un clip donde expresó preocupación por la gravedad del fenómeno. Con su habitual tono desenfadado, comentó: “Fíjate si no es verdad que es peligrosa esta Melissa que nos ha dejado hasta sin corriente, pero no sabía que se iba a poner tan destructiva. Quiero mandar un gran mensaje de apoyo y solidaridad a las provincias orientales y también a Jamaica. Cuenten conmigo para lo que haga falta. Ahora me voy a tomar unos tequilash con Rubierón, que tiene que mantenernos informados las 24 horas.”
Aunque el gesto pudiera parecer sincero, muchos usuarios lo tomaron con escepticismo. No olvidan que Sandro, heredero de una familia que vive con privilegios en medio de la miseria del pueblo, suele aparecer en redes con un tono burlón y alejado de la realidad de los cubanos de a pie.
En semanas recientes, el nieto del dictador protagonizó varias polémicas. Se burló abiertamente de Miguel Díaz-Canel con un video donde ironizó sobre la crisis alimentaria, diciendo que “la base de todo son los limoncitos”, en alusión sarcástica a la famosa frase del mandatario: “la limonada es la base de todo”. También responsabilizó al medio independiente El Toque por el aumento del dólar en el mercado informal, proponiendo —entre risas— crear una supuesta “asociación de empresarios” para enfrentar la inflación.
Por si fuera poco, hace poco dio “me gusta” a una publicación que llamaba a Fidel Castro “vago y mantenido”, lo que fue interpretado como un gesto simbólico de ruptura con el legado familiar. Aun así, su discurso actual parece intentar un tono más empático, o al menos más prudente, frente a la catástrofe que ha dejado el ciclón.
En su mensaje, Sandro intentó mostrarse solidario con los damnificados en Cuba y Jamaica, aunque muchos consideran que resulta una postura oportunista, viniendo de alguien que nunca ha sufrido los apagones ni los derrumbes que hoy viven miles de familias orientales.
Huracán Melissa arrasa el oriente cubano: caos, apagones y destrucción total
El poderoso huracán Melissa tocó tierra en Cuba durante la madrugada del miércoles como un ciclón categoría 3, con vientos sostenidos de 195 kilómetros por hora y una presión central de 952 milibares, según el Centro Nacional de Huracanes de Estados Unidos.
El fenómeno impactó directamente el municipio de Guamá, en Santiago de Cuba, entrando por la zona de playa El Francés, cerca de Chivirico. Desde entonces, las lluvias intensas, las ráfagas violentas y los apagones se han multiplicado por todo el oriente del país. Testimonios locales confirman derrumbes, calles anegadas y comunidades incomunicadas, mientras el régimen insiste en reportes oficiales llenos de medias verdades.
Las provincias de Santiago de Cuba, Granma, Guantánamo, Holguín y Las Tunas siguen bajo los efectos del ciclón, con postes caídos, árboles arrancados, viviendas destruidas y cortes eléctricos generalizados. La Defensa Civil, como de costumbre, mantiene su “fase de alarma ciclónica”, aunque la mayoría de los ciudadanos denuncian que no recibieron apoyo previo ni refugio adecuado, obligados a enfrentar el desastre por su cuenta.
El NHC informó que los vientos huracanados se extienden 45 kilómetros desde el centro del sistema, mientras los de tormenta tropical alcanzan hasta 315 kilómetros, generando marejadas ciclónicas de entre 8 y 12 pies sobre el nivel del mar en el litoral suroriental.
En Santiago de Cuba, testigos describen escenas de pánico: “Vientos fortísimos, mucha agua, techos volando y casas desplomadas”. En Holguín y Las Tunas, los apagones son casi totales y los daños materiales severos. En Granma y Guantánamo, aunque las lluvias empiezan a disminuir, los destrozos son considerables y muchas zonas rurales permanecen aisladas.
Antes de golpear a Cuba, Melissa había dejado un rastro de destrucción en Jamaica, con deslizamientos de tierra e inundaciones severas. El huracán continúa desplazándose hacia el noreste, con posibles efectos sobre Las Bahamas y Bermudas en las próximas horas.
Mientras tanto, los cubanos del oriente enfrentan el desastre sin recursos, sin electricidad y con un gobierno que solo sabe pedir “resistencia”. Una vez más, la naturaleza demostró lo que el régimen lleva décadas ocultando: que Cuba no está preparada para enfrentar ni un simple temporal, mucho menos un huracán de esta magnitud.
Y mientras el pueblo lucha con el agua hasta las rodillas, el nieto del dictador levanta su copa y brinda “por la solidaridad”. Así de distorsionada está la realidad de los que mandan y los que sufren en la isla.










