Cayo Granma, en Santiago de Cuba, quedó totalmente devastado tras paso del huracán Melissa: Rostros sin consuelo y casas destruidas

Redacción

El huracán Melissa pasó como una aplanadora por el oriente cubano y dejó a Cayo Granma, en Santiago de Cuba, prácticamente borrado del mapa. Viviendas destruidas, familias que lo perdieron todo y un pueblo entero sumido en la tristeza son el saldo de este nuevo golpe a una región ya castigada por años de abandono estatal.

En el grupo de Facebook “Amigos del Cayo”, varios vecinos compartieron videos desgarradores donde se aprecia la magnitud del desastre. Melissa, que entró al país con categoría 3, se ensañó con este pequeño islote ubicado a la entrada de la bahía de Santiago, arrasando sin piedad con todo lo que encontró a su paso.

Las imágenes son sobrecogedoras: casas reducidas a escombros, techos arrancados, embarcaciones volteadas y calles convertidas en un caos de madera, zinc y agua salada. En medio del dolor, los propios habitantes identifican los restos de sus hogares y hasta mencionan con pesar la destrucción de lugares esenciales como la farmacia del Cayo.

En los videos se escuchan voces quebradas describiendo cómo los techos volaron enteros, las vigas quedaron partidas y los postes eléctricos y cables yacen por el suelo. La mayoría de las viviendas, según los testimonios, resultaron total o parcialmente destruidas, dejando a decenas de familias sin refugio ni ayuda inmediata.

El Cayo Granma, famoso por su encanto pesquero y su historia, quedó convertido en un paisaje de ruinas y desolación. Lo que antes era un rincón lleno de vida y tradición hoy parece una zona de guerra. Y, como casi siempre, las autoridades brillan por su ausencia mientras los vecinos intentan recuperarse por cuenta propia.

Pero la tragedia no se detuvo ahí. En Baire, también en Santiago de Cuba, las calles amanecieron cubiertas de escombros, árboles arrancados y viviendas colapsadas. Los residentes tratan de salvar lo poco que quedó, mientras esperan una ayuda oficial que, como suele pasar, puede tardar días o semanas en llegar.

Uno de los golpes más simbólicos del huracán fue el daño causado al Santuario del Cobre, un sitio de profundo valor espiritual para los cubanos. El histórico templo sufrió techos desplomados, muros agrietados y daños estructurales severos, lo que provocó una gran conmoción entre los fieles y defensores del patrimonio cultural.

En Palma Soriano, las imágenes no son menos duras: techos de zinc dispersos por las calles, postes eléctricos partidos y familias durmiendo a la intemperie. Todo apunta a que la reconstrucción será lenta y complicada, especialmente en comunidades como Cayo Granma, que quedaron prácticamente destruidas.

El paso de Melissa dejó algo más que ruinas materiales: dejó al descubierto la fragilidad del país y la falta de preparación del régimen ante los desastres naturales. Mientras el gobierno reparte consignas, los cubanos del oriente siguen enfrentando solos las consecuencias de un huracán que no solo arrasó con sus casas, sino también con su esperanza.

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