Díaz-Canel llega en jet privado a Holguín mientras miles de cubanos siguen bajo el agua y sin comida

Redacción

Mientras el oriente del país intenta levantarse de la destrucción que dejó el huracán Melissa, Miguel Díaz-Canel aterrizó este jueves en Holguín a bordo de un jet privado, casi 24 horas después del paso del ciclón. La escena, difundida por la propia Presidencia en redes, muestra al gobernante bajando del avión y posando junto a dirigentes locales, en lo que el parte oficial describe como una visita “para comprobar los daños e impulsar la recuperación”.

Pero lo que más llamó la atención no fue su visita, sino el detalle del avión: un jet identificado como YV659T, que suele moverse entre aeropuertos cubanos sin explicar a quién pertenece ni quién paga esos vuelos. Un lujo insultante si se tiene en cuenta que miles de familias en la región oriental lo perdieron todo y hoy sobreviven entre apagones, falta de agua y escasez de alimentos.

No es la primera vez que Díaz-Canel usa aeronaves de este tipo. Este mismo año, viajó junto a su esposa Lis Cuesta a Honduras para participar en la Cumbre de la CELAC, también en el mismo jet ejecutivo, en un momento en que el país se hundía en apagones y crisis energética.

“Las medidas han sido efectivas”, dijo el mandatario tras el paso del huracán, asegurando que el país estaba “listo para la recuperación”. Pero la realidad sobre el terreno desmiente por completo su discurso. Desde Santiago de Cuba hasta Granma, los reportes muestran casas destruidas, comunidades incomunicadas y refugios sin colchones ni comida.

A su lado, en la televisión estatal, Roberto Morales Ojeda, secretario de Organización del Partido Comunista, repitió el mismo guion, asegurando que “el pueblo reconoce el trabajo realizado”. Sin embargo, los cubanos en las zonas más golpeadas solo reconocen abandono, miseria y propaganda.

La activista Amelia Calzadilla fue una de las primeras en reaccionar, acusando al gobernante de “cantar victoria” sin haber pisado los lugares donde la gente perdió todo. Otros exigieron transparencia sobre las donaciones y el manejo de la ayuda, denunciando que mientras los dirigentes se mueven en jets de lujo, familias enteras duermen en cuevas o en casas a medio caer.

Videos ciudadanos desde Guamá, Palma Soriano y Contramaestre muestran calles convertidas en ríos, postes eléctricos derrumbados y techos arrancados. En muchas provincias, los refugios improvisados carecen incluso de atención médica o alimentos básicos.

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