Empresa Eléctrica pide «paciencia» a la población ante el apagón total que dejó a oscuras el Oriente de Cuba tras paso del huracán Melissa

Redacción

La Empresa Eléctrica de Granma volvió a pedir “paciencia” a la población ante el apagón total que dejó el paso del huracán Melissa por el oriente cubano. Según la entidad estatal, la corriente se restablecerá solo después de que se decrete la fase recuperativa, y lo hará de manera “gradual”, priorizando los llamados “centros vitales” como hospitales, estaciones de bombeo y refugios.

En una nota publicada en sus redes sociales, acompañada de imágenes de postes caídos y cables destrozados, la empresa reconoció la desesperación del pueblo, pero insistió en que “por ahora no se puede hacer nada” hasta que el ciclón se aleje completamente. Aseguraron que, durante la Fase de Alarma Ciclónica, no es posible evaluar los daños ni comenzar reparaciones por motivos de “seguridad del personal” y “malas condiciones meteorológicas”.

Detrás de ese discurso técnico, la realidad es otra: Granma y buena parte del oriente cubano están completamente a oscuras, sin agua, sin comunicación y sin información. La estatal eléctrica reconoció también que ninguna de las centrales termoeléctricas de la región, desde Camagüey hasta Guantánamo, está generando energía porque fueron desconectadas del Sistema Eléctrico Nacional antes de la llegada del huracán.

Una vez que la Defensa Civil dé luz verde para entrar en fase recuperativa, los técnicos —según prometen— comenzarán a identificar los daños y a “trabajar paulatinamente” en su solución. En otras palabras, los apagones podrían durar días o incluso semanas, algo que el régimen ya intenta justificar con el mismo discurso de siempre: falta de condiciones, falta de recursos y, sobre todo, falta de responsabilidad.

En su mensaje, la empresa pidió “paciencia y confianza” a los ciudadanos, repitiendo el guion de cada crisis eléctrica que vive el país. “Sabemos que no se resolverá de un día para otro”, admitieron, como si el pueblo cubano no estuviera cansado de oír lo mismo tras cada tormenta o avería.

La decisión del gobierno de desconectar las termoeléctricas del oriente antes de la llegada del huracán ha sido duramente criticada por los vecinos, quienes suplicaban mantener el servicio al menos para cocinar, bombear agua y seguir las noticias del fenómeno. Pero, una vez más, el régimen ignoró las necesidades básicas de la gente y apostó por apagarlo todo, dejando a miles de familias completamente aisladas.

El apagón masivo no solo refleja la devastación que dejó Melissa, sino también el colapso de un sistema eléctrico obsoleto, sin respaldo, sin mantenimiento y manejado por un gobierno incapaz de garantizar lo mínimo en situaciones de emergencia. Mientras el Estado pide paciencia desde sus oficinas con aire acondicionado, los cubanos del oriente pasan las noches a oscuras, sin comida caliente y sin saber cuándo volverá la luz.

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