El régimen cubano ha reconocido su incapacidad para resolver la crisis energética que afecta al oriente del país: la población permanecerá sin servicio eléctrico por al menos 15 días -en el mejor de los escenarios- debido a los «daños estructurales severos» que el huracán Melissa causó en las líneas de transmisión.
La Unión Nacional Eléctrica (UNE), empresa estatal que monopoliza el sector, confirmó mediante el periódico oficial Ahora de Holguín el colapso de la infraestructura que conecta las provincias orientales con el sistema nacional. El informe técnico revela la magnitud del desastre: cientos de postes caídos, subestaciones dañadas y líneas de alta tensión colapsadas, mientras la población enfrenta una situación crítica sin energía, agua ni comunicación.
Fracaso logístico y promesas vacías
A la destrucción causada por el ciclón se suma la falta de combustible y equipos especializados, consecuencia directa de la crisis económica que sufre la isla tras décadas de mala gestión estatal. Mientras la UNE asegura trabajar «sin descanso», no puede garantizar fechas concretas para restablecer el servicio, dejando a miles de familias en el abandono absoluto.
El ministro de Energía y Minas, Vicente de la O Levy, se limitó a ofrecer consignas vacías al afirmar que «van a salir adelante», sin presentar un plan concreto para solucionar la emergencia. Sus declaraciones contrastan brutalmente con la realidad que viven los cubanos en provincias como Granma, donde las autoridades locales han tenido que pedir «comprensión ciudadana» ante su evidente incapacidad para resolver la crisis.
Descomposición social y robo de cables
El panorama se agrava con los reportes de robos masivos de cables eléctricos en Santiago de Cuba, donde se han registrado más de diez incidentes en apenas 24 horas. Este fenómeno evidencia la descomposición social y la desesperación de una población abandonada a su suerte por un Estado que prioriza su aparato represivo sobre las necesidades básicas de los ciudadanos.
Un patrón de negligencia
La crisis energética en el oriente cubano no es un hecho aislado, sino el resultado de años de negligencia en el mantenimiento de la infraestructura eléctrica y la concentración de recursos en el sostenimiento del aparato burocrático del Partido Comunista. Mientras el gobierno pide «calma» y «paciencia» a quienes llevan días en la oscuridad, demuestra una vez más su prioridad: mantener el control sobre resolver los problemas reales del pueblo cubano.










