En medio del caos que dejó el huracán Melissa en el oriente cubano, el secretario de Estado de Estados Unidos, Marco Rubio, anunció este jueves que su gobierno está dispuesto a brindar ayuda humanitaria “inmediata” a los cubanos afectados por el fenómeno natural.
El mensaje fue publicado en su cuenta de X, sin muchos detalles, pero dejando claro que la Isla se suma a la lista de países que podrían recibir asistencia desde Washington. “Estamos preparados para ofrecer ayuda humanitaria inmediata al pueblo cubano afectado por el huracán”, afirmó Rubio de manera concisa. La Embajada estadounidense en La Habana replicó la declaración, subrayando la disponibilidad de recursos para atender la emergencia.
Curiosamente, solo un día antes, Rubio había anunciado la coordinación activa con gobiernos de Jamaica, Haití, República Dominicana y Bahamas para responder al desastre, sin incluir a Cuba en ese momento. La nueva disposición marca un cambio en la posición hacia la Isla, aunque dentro de un contexto político cargado de sanciones y tensiones históricas entre Washington y La Habana.
La política de línea dura hacia el régimen cubano, defendida por Rubio como referente republicano, ha enfatizado tradicionalmente la presión y el aislamiento, evitando cualquier acercamiento bilateral de fondo. Los ofrecimientos de ayuda humanitaria anteriores han sido excepcionales y, en muchos casos, rechazados por La Habana bajo el argumento de proteger la soberanía nacional.
Históricamente, el acercamiento estadounidense ha sido limitado: en 2022, tras el huracán Ian, Cuba solicitó asistencia al gobierno de Joe Biden, recibiendo un apoyo restringido pero simbólico; meses antes, tras el incendio en la Base de Supertanqueros de Matanzas, se pidió ayuda técnica a Washington. Sin embargo, en otras ocasiones los ofrecimientos fueron ignorados por las autoridades cubanas.
Hasta ahora, el gobierno de La Habana no ha emitido ninguna reacción oficial ante el anuncio de Rubio. Ningún medio estatal ha informado sobre el ofrecimiento de asistencia estadounidense, mientras la situación en el oriente del país se mantiene crítica.
Provincias como Santiago de Cuba, Holguín y Granma enfrentan inundaciones, cortes de electricidad, daños en infraestructuras críticas y comunidades incomunicadas, lo que subraya la necesidad urgente de recursos y apoyo externo. La disposición de EE.UU. llega en un momento en que la emergencia humanitaria exige atención inmediata, aunque la historia reciente muestra que la colaboración con el régimen cubano siempre estará limitada por la política y la desconfianza mutua.










