El huracán Melissa arrasó con todo a su paso por el oriente cubano y en Contramaestre, Santiago de Cuba, el desastre es total. Un barrio entero quedó sumergido bajo agua y lodo tras el desbordamiento de varios ríos que atraviesan la zona, dejando a sus habitantes sin casas y con un dolor inmenso.
El periodista Mario J. Pentón compartió un video estremecedor en sus redes sociales, donde apenas se distinguen los techos de las viviendas entre el agua marrón y el fango. En la grabación, un vecino rompe en llanto: “Mira cómo está esto… la casa de Yamilé, la casa mía… Ay Dios mío, esto acabó. Me quedé sin casa, me quedé sin casa…”. La escena refleja la magnitud del golpe que la naturaleza y la falta de preparación oficial han dejado sobre la población.
En el grupo Revolico Contramaestre, Yonh Luis Abreu Alonso publicó más de 20 fotografías mostrando el panorama: casas sin techo, postes eléctricos derribados y árboles arrancados por la fuerza del viento. La descripción lo dice todo: “En Contramaestre, desastre total…”. Las imágenes hablan por sí solas, y la realidad que muestran contrasta con el silencio oficial.
Las redes sociales se llenaron de reacciones de cubanos dentro y fuera de la isla. Muchos expresaron dolor, impotencia y solidaridad ante la tragedia. Una usuaria escribió: “Cada vez que veo algo así de mi pueblo se me parte el corazón”, mientras otra señalaba: “Es muy triste perderlo todo, y más sabiendo que en este país nada se recupera fácil”. Entre tanto, algunos ofrecieron ayuda: “Yo vivo en Camagüey, pero si alguien necesita refugio, mi casa está abierta”.
No faltaron las denuncias directas contra la gestión del régimen: “Los de arriba están sentados dando mesa redonda mientras el pueblo está sin casa ni comida”, criticó una internauta. Otra agregó con contundencia: “El gobierno dice que no crean lo que publican las redes, pero la verdad está ahí, bajo el agua”.
Contramaestre, como muchas otras localidades del oriente cubano, enfrenta una devastación que va más allá del desastre natural. La falta de infraestructura, la inacción del Estado y el abandono histórico de estas comunidades hacen que la recuperación sea un desafío enorme, mientras miles de familias luchan por reconstruir sus vidas entre el agua, el lodo y la desesperanza.







