Mientras las autoridades siguen evaluando los daños que dejó el huracán Melissa en el oriente de Cuba, los cubanos no esperaron por nadie y se pusieron manos a la obra. Proyectos sociales y religiosos como Aliento de Vida y Palomas están recolectando donaciones en La Habana para llevar ayuda directa a los damnificados.
Yankiel Fernández, líder del Ministerio Aliento de Vida, hizo un llamado a la solidaridad incluso antes de que el ciclón golpeara la isla. “Aún tenemos tiempo, y ese tiempo vale vidas, hogares y esperanza”, escribió en sus redes sociales, motivando a los ciudadanos a movilizarse con donativos antes de que llegara Melissa.
Fernández dejó claro que la prevención y la organización pueden salvar mucho más que casas: “Este es el momento de prevenir juntos, de organizar la ayuda antes del golpe, de demostrar que la solidaridad puede adelantarse a la tragedia”, aseguró. Para ello, habilitó un punto de acopio en el municipio Cerro, donde se reciben alimentos no perecederos, agua, artículos de aseo, ropa, calzado, medicamentos y hasta útiles escolares.
Tras el paso del huracán, Fernández confirmó que todo lo recolectado será enviado directamente a Santiago de Cuba y Holguín, dos de las provincias más golpeadas por las lluvias y los vientos. “Que el mundo vea, una vez más, que Cuba se levanta unida, solidaria y viva, no solo después del desastre, sino antes de que ocurra”, enfatizó.
A esta iniciativa se sumó también el Proyecto Palomas. Sergio E. Cabrera, uno de sus integrantes, informó que la sede de la organización permanecerá abierta en La Habana para recibir donativos. “Las puertas estarán abiertas de lunes a viernes de 6:00 a.m. a 4:00 p.m. para quien desee colaborar con las personas damnificadas”, publicó en Facebook.
Cabrera añadió que no habrá límites ni restricciones sobre el tipo de ayuda, porque “en este instante todo puede servir a quienes lo han perdido todo o casi todo”. La sede del proyecto, ubicada en Almendares entre Desagüe y Benjumeda, se ha convertido en otro punto de acopio dentro de la capital.
Estas acciones reflejan un movimiento creciente de solidaridad ciudadana que contrasta con la lentitud de las estructuras oficiales de emergencia. En redes sociales, usuarios elogiaron cómo vecinos, iglesias y grupos cívicos se han organizado sin apoyo del Estado, mostrando la capacidad de autogestión comunitaria en momentos críticos.
Desde la Isla de la Juventud, un emprendedor local también abrió su vivienda como centro de acopio para alimentos, medicinas, productos de higiene y ropa. Mientras tanto, cubanos en el exilio, especialmente en Miami, se sumaron con campañas de recaudación de fondos y envío de insumos a la isla, reforzando los lazos entre la diáspora y quienes viven en Cuba.
Incluso la comunidad artística se ha unido a la causa. Cantantes urbanos y creadores de contenido han aprovechado su visibilidad para donar y promover la ayuda, demostrando que la solidaridad trasciende la política y que, en momentos como este, todos pueden aportar un granito de arena.










