El drama de Río Cauto: el pueblo se hunde y el régimen sigue vendiendo el cuento del “control total”

Redacción

En el municipio de Río Cauto, provincia de Granma, la gente está desesperada. El agua sigue subiendo a una velocidad alarmante y las familias claman por ayuda real, no los discursos vacíos de siempre. Las redes sociales se han llenado de mensajes de vecinos que describen una situación “nunca vista”, con casas bajo el agua, calles convertidas en ríos y comunidades completamente incomunicadas.

Mientras el régimen asegura que “todo está bajo control”, los residentes desmienten con fuerza esa narrativa oficial. “No va a quedar nada en Río Cauto si no mandan ayuda urgente”, advierten los lugareños, que denuncian la falta de alimentos, agua y medios para evacuar a los atrapados. “Por favor, ayuda para Río Cauto. El agua sube rapidísimo. Hago un llamado urgente a las autoridades”, escribió la internauta Maylen Oyacita, una de las tantas voces que hoy gritan al vacío.

Las autoridades, por su parte, salieron a decir que el río Cauto comenzó a bajar entre Cauto Cristo y Baraguá, intentando transmitir calma. Pero en el terreno, las imágenes cuentan otra historia: barrios enteros bajo el agua, familias huyendo como pueden y un pueblo abandonado a su suerte. “Díganme que esto es mentira”, escribió otra vecina. “Las personas corren para salvarse y el gobierno dice que todo está en calma. Qué cara más dura tienen, hipócritas”.

Una comisión militar integrada por altos mandos de las Fuerzas Armadas Revolucionarias y técnicos del Instituto Nacional de Recursos Hidráulicos (INRH) sobrevoló las zonas afectadas. Desde su cómoda vista aérea, aseguraron que “los embalses están funcionando dentro de parámetros normales” y que los once de la provincia “se encuentran en perfecto estado técnico”. Pero la realidad en tierra es otra: el agua no da tregua, los suelos están saturados y los pueblos ribereños siguen bajo amenaza.

En Facebook abundan las pruebas del desastre. Vecinos de comunidades como Trinidad muestran fotos de sus viviendas inundadas y los caminos cortados. El contraste con la versión oficial es brutal: mientras el régimen habla de “control”, la gente lo pierde todo sin saber cuándo o cómo llegará el rescate.

La Defensa Civil, fiel a su libreto burocrático, mantiene a Río Cauto y Cauto Cristo en fase de alarma ciclónica, mientras el resto de Granma y Santiago de Cuba pasaron a “fase recuperativa”. Pero hasta los propios reportes del Estado reconocen que la situación sigue siendo crítica y peligrosa.

En medio de la noche, más de 1,300 personas de Guamo fueron evacuadas hacia Jobabo (Las Tunas) ante el riesgo de nuevas crecidas. Los rescates se multiplican, pero la falta de coordinación, transporte y suministros vuelve el proceso caótico. Las familias piden comida, agua potable, energía y comunicación, además de botes o camiones para cruzar los tramos anegados.

Mientras el régimen se esconde tras comunicados triunfalistas y fotos desde helicópteros, el pueblo enfrenta la tragedia con las manos vacías. En los barrios, el agua no baja y la incertidumbre crece. Nadie sabe cuándo volverán a la normalidad, ni si alguien del poder escucha realmente sus gritos.

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