“Lo peor no fue el huracán”: campesino cubano denuncia desastre en Holguín

Redacción

La devastación causada por el huracán Melissa en Cuba dejó imágenes que hablan por sí solas, pero para el productor agropecuario Alexander Escalona, lo más doloroso no fue la fuerza del ciclón, sino la apertura de una presa sin previo aviso que arrasó su finca en Mayarí, Holguín. Su denuncia ha encendido las redes sociales y generado indignación entre cubanos dentro y fuera de la isla.

En su publicación de Facebook, Escalona fue directo: “Lo peor no fue el huracán, fue la presa que abrieron sin avisar”. El productor lamentó la falta total de comunicación de las autoridades, quienes no tuvieron el detalle mínimo de informarle antes de liberar las aguas, dejando a su paso inundaciones devastadoras que destruyeron años de trabajo y esfuerzo.

Las imágenes compartidas por el propio campesino muestran campos completamente anegados, instalaciones destruidas y animales atrapados entre el fango y el agua. Es un panorama que choca con el discurso oficial sobre la “eficacia” del sistema de defensa civil y la gestión gubernamental ante desastres naturales. “Mi inconformidad no está en que pusieran a verter la presa, sino en la falta de comunicación de quienes hicieron semejante acto sin previa divulgación”, escribió Escalona.

El productor detalló que perdió sistemas de riego, carretas, mochilas de fumigación, bombas de agua, paneles solares, fertilizantes, productos químicos, animales y todas las semillas de calabaza, frijoles, lechuga, pepino y tomate. En otras palabras, años de esfuerzo destruidos en cuestión de horas por decisiones tomadas sin coordinación ni responsabilidad.

Este caso pone sobre la mesa la descoordinación institucional y la falta de previsión del gobierno cubano, mientras la agricultura nacional continúa en caída libre. No es un hecho aislado: productores en varias zonas del oriente del país reportan daños similares por el manejo irresponsable de embalses durante el paso de Melissa. La falta de mantenimiento, la corrupción en la administración hidráulica y la ausencia de protocolos de aviso agravan las consecuencias de cada evento climático.

Las pérdidas sufridas por Escalona representan un nuevo golpe a un sector agrícola ya en crisis por escasez de insumos, combustible y maquinaria. Cada finca destruida significa menos alimentos para la población, que lleva años sobreviviendo entre la escasez y la inflación. Mientras el régimen culpa a factores externos, la realidad muestra que la desorganización interna y la falta de apoyo al campesinado son los verdaderos responsables del colapso productivo.

Entre la propaganda oficial y la dura realidad del campo cubano, la historia de Alexander Escalona se convierte en símbolo de resistencia y frustración. Su testimonio resume el sentir de muchos agricultores: “Por eso estamos como estamos”, y recuerda que detrás de los discursos oficiales, hay familias y fincas que lo han perdido todo.

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