El conocido locutor cubano Rolando Zaldívar volvió a estar en el ojo del huracán, pero esta vez en Miami, Florida, donde fue detenido por cargos de hurto menor y posesión de cocaína, según informó el influencer Alexander Otaola en su programa Hola! Ota-Ola.
De acuerdo con la ficha policial, a Zaldívar se le fijó una fianza de 150 dólares, un episodio que suma a una historia marcada por altibajos. “La última vez que supimos de Zaldívar estaba entrando en una casa de campaña debajo de un puente en el Downtown, y cuando salió de allí… bueno, ya saben, las grandes transformaciones que traen las adicciones. Es lamentable, de verdad”, señaló Otaola durante su transmisión por Cubanos por el Mundo.
Este no es su primer choque con la ley en Estados Unidos. En febrero de 2019, Zaldívar fue arrestado por violencia doméstica y asalto con un arma mortal. Entonces recurrió a GoFundMe para costear un abogado, asegurando que todo se derivó de “una discusión de rutina” que terminó siendo interpretada como un “acto bajo” en su contra. En sus propias palabras, denunciaba haber sido víctima de “una injusticia” por un altercado que él negó haber cometido.
El arresto reciente ha generado una mezcla de preocupación y nostalgia entre los seguidores y excompañeros del locutor. En redes sociales, una usuaria escribió: “Otra víctima más del cementerio de los artistas. Muchos creen que llegar a Miami será como seguir siendo famosos en Cuba, pero aquí no son nadie. La depresión y las adicciones los atrapan. Qué pena. Ojalá se recupere”.
Otros internautas recordaron los días de gloria de Zaldívar en la radio cubana. “Coño, tremendo locutor. Yo iba mucho a la Casa de la Música de La Habana y lo veía así, con su traje y corbata. Que Dios lo bendiga mucho”, comentó una fan. Lester Acosta, excompañero suyo, rememoró su época en Radio Ciudad de La Habana y el popular programa Disco Fiesta 98, que en los 90 impulsó el boom de la salsa cubana. “Tremendo locutor. Todos los días a las 11 a.m. recuerdo escuchar su programa”, añadió otro seguidor.
Zaldívar llegó a Estados Unidos en 2013 tras un tiempo en México, residiendo primero en Houston, Texas, antes de establecerse en Miami en 2014. Su historia refleja la difícil transición de artistas cubanos que buscan mantener su legado en el exilio, enfrentando a veces la dura realidad de la vida fuera de la isla y los desafíos personales que ello conlleva.










