El paso devastador del huracán Melissa no solo dejó pueblos anegados y familias sin hogar, sino que también borró parte de la memoria cultural del oriente cubano. La Logia Masónica José Martí, fundada en 1911 en Palma Soriano, quedó prácticamente destruida tras el desbordamiento del río Cauto, que arrasó con todo a su paso.
Las imágenes compartidas por vecinos a CiberCuba muestran un panorama desolador: muros colapsados, escombros por doquier y el templo histórico reducido casi a ruinas. En una de las fotos, un residente escribió con tristeza: “Así quedó la centenaria Logia Masónica José Martí de Palma Soriano”, junto a las imágenes del edificio desplomado en la calle Martí (Este) No. 363, pleno corazón del municipio.
Con más de 114 años de historia, la Logia era mucho más que un edificio. Representaba un símbolo del pensamiento libre, la fraternidad y la independencia masónica en una Cuba cada vez más controlada por el régimen. Desde 2007, esta institución operaba de manera independiente de la Gran Logia de Cuba, manteniendo viva una tradición que defendía la libertad de conciencia y el espíritu martiano.
Un legado de fraternidad y resistencia
Durante más de un siglo, la Logia José Martí fue sede de encuentros fraternales, actos cívicos y conmemoraciones dedicadas al Apóstol y a los masones fundadores que descansan en su panteón. En 2011, celebraron su centenario con ceremonias que reunieron a delegaciones internacionales, entre ellas la Gran Logia Constitucional del Perú, que reconoció al templo como un referente moral e histórico del oriente cubano.
Hoy, ese legado yace entre piedras, lodo y silencio. La pérdida del edificio no solo duele a los masones, sino a todos los palmeros que veían en esa logia un pedazo vivo de su historia local.
El oriente cubano, en alarma y abandono
Mientras tanto, el Estado Mayor Nacional de la Defensa Civil mantiene la fase de alarma ciclónica para varios municipios del oriente, entre ellos Río Cauto, Cauto Cristo y Palma Soriano, donde las inundaciones, los cortes eléctricos y el riesgo de nuevos deslizamientos siguen poniendo en peligro a miles de personas.
Las autoridades —como suele ocurrir en estos casos— han pedido paciencia y obediencia, exhortando a la población a permanecer en refugios, aunque muchos de esos “refugios” carecen de condiciones mínimas. La realidad es que, una vez más, el pueblo enfrenta solo la tragedia, mientras el régimen intenta maquillar el desastre con discursos vacíos y promesas que nunca llegan.
El derrumbe de la Logia José Martí no es solo una pérdida material: es el reflejo de un país que se desmorona por abandono, por desidia y por un gobierno incapaz de proteger ni su historia ni su gente.







