Hija de Alejandro Gil revela que se mantuvo en silencio hasta ahora «para proteger la imagen de nuestro país» y «evitar un conflicto internacional»

Redacción

Laura María Gil, hija del exministro cubano de Economía y Planificación, Alejandro Gil Fernández, finalmente rompió el silencio tras meses de expectación y salió en defensa de su padre, acusado de espionaje y otros delitos graves. En el primero de tres comunicados publicados en su perfil de Facebook, la joven explicó por qué había guardado silencio y reclamó claridad total en el proceso judicial.

“Si no me he pronunciado anteriormente al respecto, ha sido por mi destacado compromiso, al igual que el resto de la familia, en proteger la imagen de nuestro país y evitar a toda costa un descontento popular o un conflicto internacional”, escribió Laura María, amparándose en los artículos 54 y 48 de la Constitución cubana, que reconocen la libertad de expresión y la defensa del honor.

En su publicación, expresó su “profunda consternación por los acontecimientos recientes” y aseguró haber respetado el debido proceso y colaborado con la investigación. Aun así, pidió mayor transparencia y criticó los vacíos de información que, según ella, alimentan la especulación popular. “Me complace saber que el gobierno cubano ha puesto en práctica la Ley de Transparencia y Acceso a la Información Pública, pero creo que le quedaron pequeños detalles sueltos que han fomentado la especulación”, comentó. “Considero, al igual que todos los cubanos, que se debe ser totalmente transparente y dar una información completa al pueblo”.

En su mensaje, Laura María se refirió directamente al cargo más grave que pesa sobre su padre: el espionaje. Cuestionó los detalles del caso y exigió explicaciones concretas. “¿Qué hizo exactamente? ¿A qué país o países nos referimos? ¿Desde cuándo? ¿Qué recibió a cambio? ¿Con quién sostuvo sus encuentros? ¿Qué información reveló? ¿Bajo la orden directa de quién lo hacía?”, planteó en tono firme.

Sus palabras se suman a las de publicaciones anteriores donde ha pedido que el eventual juicio se realice a puertas abiertas, transmitido en vivo por la televisión nacional, Cubavisión Internacional y con acceso de medios oficiales y no oficiales. Según explicó, “el pueblo cubano merece saber los elementos probatorios” y no vivir en la incertidumbre.

A diferencia de otros familiares de exfuncionarios caídos en desgracia, Laura María no rompe con el discurso oficial. Su mensaje combina un lenguaje jurídico y patriótico, con una crítica implícita al hermetismo del Estado. Es un intento de defender a su padre sin desafiar abiertamente al sistema, apelando a la Constitución como escudo. “Solo agradezco de corazón a las personas que se han mantenido firmes y nos han manifestado su apoyo y solidaridad en un momento tan difícil”, escribió, reafirmando que su postura no busca confrontar, sino exigir transparencia.

El caso de Alejandro Gil, destituido en febrero de 2024 y ahora acusado de delitos como espionaje, malversación, cohecho, lavado de activos y falsificación de documentos, se ha convertido en uno de los escándalos políticos más sensibles del régimen en los últimos años. Su hija, desde dentro del propio sistema, intenta ahora poner en jaque la opacidad que rodea el proceso y poner sobre la mesa una pregunta que cada día se hacen más cubanos: ¿hasta dónde llega realmente la “transparencia revolucionaria”?

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