Díaz-Canel advierte a los guantanameros que les tocará «recuperarse con fuerzas y recursos propios» pues los daños allí fueron «menores»

Redacción

Una vez más, el discurso triunfalista del régimen choca de frente con la realidad. Este sábado, Miguel Díaz-Canel aseguró que los daños provocados por el huracán Melissa en Guantánamo fueron “menores” y que la provincia, según él, podrá recuperarse “con fuerzas y recursos propios”.

Desde su cómoda silla en La Habana, el gobernante designado por Raúl Castro felicitó a las autoridades locales y habló de un supuesto “espíritu de victoria”, como si las escenas de calles inundadas, apagones interminables y familias sin techo fueran parte de una película ajena al sufrimiento real del pueblo guantanamero.

Pero la otra cara de la historia se ve claramente en los videos y testimonios que llegan desde la zona: falta de agua, electricidad y alimentos, vecinos desesperados y protestas en plena calle por el abandono del Estado. Mientras el régimen intenta vender una imagen de eficiencia y heroísmo, el pueblo se hunde entre el lodo, el cansancio y la rabia.

Horas antes de que Díaz-Canel publicara su mensaje en X, decenas de residentes del reparto Ho Chi Minh, en la ciudad de Guantánamo, salieron a manifestarse exigiendo respuestas. “Estamos desesperados. No tenemos luz, no tenemos agua, y nadie nos da respuesta. Aquí hay niños y ancianos que no pueden seguir así”, contó una vecina a nuestro medio bajo anonimato.

La protesta reunió a un centenar de personas y fue rápidamente reprimida por la policía y agentes de la Seguridad del Estado, una respuesta ya habitual ante cualquier intento ciudadano de exigir derechos básicos.

Los manifestantes también denunciaron irregularidades en la distribución de las donaciones, acusando a las autoridades de quedarse con parte de la ayuda. “Esto es una dictadura, lo sabe el mundo entero”, gritó uno de los presentes, mientras otros coreaban “no somos perros, somos personas” y “hasta cuándo el abuso”.

Mientras tanto, los medios oficialistas como Radio Guantánamo repiten la versión edulcorada de siempre: que no hubo pérdidas humanas y que los embalses están llenos gracias a las lluvias. Pero las imágenes que circulan en redes sociales los desmienten sin palabras: techos colapsados, calles convertidas en ríos y familias enteras esperando una ayuda que nunca llega.

La desconexión entre el discurso del poder y la miseria en las calles es total. El régimen intenta minimizar los daños para sostener su narrativa de control, pero la gente ya no se traga ese cuento.

El huracán Melissa golpeó fuerte el oriente cubano, afectando también a Santiago de Cuba, Granma y Holguín, provincias que ya venían sufriendo por la escasez de alimentos, el deterioro de la infraestructura y los apagones crónicos.

Hoy Guantánamo muestra lo que el poder quiere ocultar: una población exhausta, empobrecida y cansada de promesas vacías. El pueblo no ve “espíritu de victoria”, sino el mismo abandono de siempre. Y mientras Díaz-Canel posa para las cámaras hablando de “recuperación”, los cubanos siguen recogiendo los pedazos de su vida con las manos vacías.

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