En Cuba, donde cada producto cuesta un ojo de la cara, descubrir que te han estafado no solo duele al bolsillo, también al orgullo. Y así lo vivió Yuliet, una emprendedora cubana de Matanzas que denunció en TikTok haber sido víctima de una presunta estafa con uno de los productos más sagrados del cubano: el café.
Todo comenzó cuando Yuliet, quien maneja un pequeño kiosco de ventas en su ciudad, compró varios paquetes del popular café La Llave, un producto que suele ser importado y muy cotizado en el mercado cubano. Sin embargo, lo que parecía una compra rutinaria terminó convirtiéndose en un tremendo disgusto.
“Me estafaron”, dijo sin rodeos al inicio de su video. “Normalmente me estafaban muchísimo en La Cuevita de La Habana, eso se sobreentendía, pero que me estafen en una mipyme de Matanzas, a la que compro prácticamente a diario…”, añadió, visiblemente molesta.
La joven relató que había pagado más de 2.000 pesos cubanos por cada paquete, pero al probarlo se dio cuenta de que algo no andaba bien. “Nada más que le di un buche a ese café y estaba amarguísimo, el sabor no era nada de café. Me dijo una clienta: ‘Corazón, esto no es café La Llave, esto es chícharo puro’”, contó entre risas nerviosas y enojo.
En el video, Yuliet mostró los supuestos paquetes falsificados. A simple vista parecían originales: traían fecha de vencimiento y un sellado aparentemente correcto. Pero al mirarlos con atención, notó cortes, rayaduras y un plástico derretido, señales claras de manipulación. “La paca, que se supone que es sellada, parecía derretida más que cerrada. Eso no lo había visto cuando lo compré, me di cuenta después de probarlo”, explicó.
La emprendedora, indignada, decidió devolverle el dinero a su clienta afectada y aprovechar su plataforma para alertar a otros cubanos sobre este tipo de engaños. “Mi punto con hacer este video es que si estás en Matanzas o en la provincia que sea, no te confíes. En Cuba siempre se inventa”, advirtió con ironía.
Los comentarios no tardaron en llegar. Muchos usuarios aseguraron haber vivido situaciones parecidas con otras mipymes, mientras que otros lamentaron que “ni pagando caro se puede confiar en lo que se compra”.
La historia de Yuliet es solo una más dentro de una larga lista de denuncias sobre productos adulterados y estafas en negocios privados, un reflejo de la crisis económica y del desabastecimiento que obligan a la gente a comprar casi a ciegas. Y si antes el café era el consuelo del cubano, hoy parece que ni eso se salva







