En medio del dolor y la devastación que dejó el huracán Melissa en el oriente cubano, una historia de humanidad logró abrirse paso entre tanta tristeza. Pilar, la anciana de Holguín que conmovió a todo el país al ser grabada entre las ruinas de su casita, recibió un gesto de amor que le devolvió un poco de fe en medio del desastre.
La emprendedora Yanesita Díaz viajó hasta la comunidad de Juan Vicente, en el municipio de Mayarí, para llevarle alimentos y productos de aseo personal. En lugar de celebrar un cumpleaños como suele hacer en su negocio, decidió dedicar el día a algo más importante: ayudar a quien más lo necesita. Un acto sencillo, pero cargado de nobleza, que demuestra que la verdadera grandeza del pueblo cubano no está en los discursos oficiales, sino en la solidaridad del corazón.
Pilar lo perdió todo. Pasó el ciclón evacuada, y cuando regresó, solo encontró los restos de su humilde vivienda, una choza derrumbada que antes era su refugio. Desde entonces, vive con la angustia de no tener dónde dormir ni cómo alimentarse. Pero gracias a la ayuda de Yanesita y de muchos cubanos de buen corazón, hoy no está completamente sola.
El video del encuentro fue publicado en el grupo de Facebook Rebolico Mayarí por Elchaco Romero, un joven holguinero residente en Estados Unidos, quien lanzó una convocatoria para “crear una brigadita” y reconstruirle la casa a Pilar. Pidió donaciones de zinc, purles, tablas y utensilios de cocina, buscando sumar esfuerzos para levantar de nuevo el techo de la anciana.
En las imágenes se ve a Pilar de pie, llorando entre los escombros, mientras dice con la voz quebrada: “¿Dónde yo voy a vivir, mija, a dónde? Yo me paso el día entero llorando al ver las condiciones en que estoy”. A su lado, una de las jóvenes que fue a visitarla le entrega una ayuda económica “de parte de Leo y de los nietos de Gladys Zapata”, diciéndole: “Compre comida, mi hija, al menos aliméntese, y si necesita medicinas también”.
Conmovida, Pilar responde: “Hoy no compré el almuerzo… no pude. Yo veo mi casita así y no duermo”. Sus palabras resumen el drama de miles de ancianos cubanos que enfrentan la miseria sin apoyo estatal ni un techo digno.
El video ha desatado una ola de solidaridad y también de indignación. Decenas de usuarios han ofrecido ayuda, mientras otros denuncian el abandono total en que viven los mayores en los campos cubanos. El régimen, como siempre, permanece ausente, mientras la gente común asume el papel que debería cumplir el Estado: proteger y socorrer a los más vulnerables.
Entre tanto dolor, Pilar se ha convertido en símbolo de la resistencia y la bondad del pueblo cubano, un recordatorio de que incluso cuando el país se derrumba, todavía hay almas dispuestas a tender la mano, sin cámaras, sin consignas y sin miedo.







