Entre velas negras y símbolos extraños: crece el miedo en el oriente cubano

Redacción

En las últimas semanas, un tema oscuro ha empezado a colarse en las conversaciones de la gente en Santiago de Cuba, Guantánamo y otras zonas del oriente del país. No se trata del apagón ni del precio del arroz, sino de algo mucho más inquietante: denuncias sobre rituales satánicos y prácticas ocultas que, según muchos, se están volviendo cada vez más frecuentes. Y lo peor… es que algunos de los involucrados podrían ser personas vinculadas al propio sistema.

Según reportes compartidos por el medio La Tijera News, hay vecinos alarmados por la presencia de grupos que practican cultos oscuros, muchas veces en sitios apartados o abandonados, donde a la mañana siguiente se encuentran restos de sacrificios, símbolos extraños o marcas que parecen sacadas de una película de terror. Lo más sorprendente es que, según una fuente anónima, entre los participantes habría policías, militantes del Partido Comunista, jóvenes de la UJC e incluso miembros de los CDR.
“Casi todos al servicio del régimen”, aseguró, pidiendo no revelar su identidad por miedo a represalias.

Quienes viven en la zona dicen que estos rituales suelen hacerse en la madrugada, lejos de miradas curiosas, y que el rumor corre de boca en boca entre los vecinos. Hay quienes lo toman como una simple exageración, pero otros creen firmemente que algo raro está pasando.

El auge de estas prácticas, según sociólogos y expertos en religiones, podría estar muy relacionado con el momento crítico que atraviesa el país. Cuba vive una crisis sin precedentes: la falta de alimentos, el colapso del sistema de salud, los apagones interminables y la desesperanza generalizada han empujado a muchos al límite. En medio de ese caos, algunos buscan refugio en cualquier cosa que les dé una sensación de control, incluso en cultos o símbolos del mal.
“Cuando la gente se siente perdida y sin esperanza, el mal puede parecer una forma de poder o protección”, explican los especialistas.

Mientras el régimen guarda silencio —como casi siempre que hay temas incómodos—, la preocupación crece entre los cubanos de fe, especialmente en las comunidades más pequeñas. Iglesias locales han empezado a alertar a los fieles y a pedir que no se dejen arrastrar por el miedo, sino que refuercen la oración, la familia y la espiritualidad.
“Un pueblo que se aleja de Dios atrae más desgracias que bendiciones”, dijo la persona que reveló la denuncia inicial.

En medio de tanta oscuridad, los cubanos del oriente piden luz. Luz en el sentido literal, sí —porque los apagones no dan tregua—, pero sobre todo luz espiritual, esa que parece haberse apagado junto con la esperanza.

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