Si pensabas que ya lo habías visto todo, agárrate: en Ciego de Ávila acaban de descubrir un nuevo método de estafa digno de un capítulo de Cuba tiene talento, pero en versión tragedia nacional. Resulta que algunos vendedores andaban utilizando vasos con doble fondo para vender arroz… sí, leíste bien: ¡doble fondo! Es decir, el mismo pote de siempre, pero con un huequito escondido para que quepa menos grano y el dinero rinda más (para ellos, claro).
El “invento” fue descubierto durante un operativo de la Policía Nacional Revolucionaria junto al Grupo Provincial de Inspección, que andaban haciendo recorridos por las calles José María Agramonte y Joaquín de Agüero. Según el reporte de Televisión Avileña, los agentes detectaron varias de estas vasijas “tuneadas”, usadas para vender menos arroz del que se pagaba.
El truco, aunque simple, era perfecto para engañar: vasos de helado modificados con un fondo falso que reducía el espacio interior. O sea, la gente pensaba que compraba una libra completa, pero en realidad estaba pagando por menos. Tras descubrir la trampa, las autoridades impusieron multas y ordenaron la venta forzosa de 400 libras de arroz al precio oficial de 155 pesos por libra.
Las imágenes circularon enseguida en redes, y lo que vino después fue una avalancha de comentarios furiosos. “¡Eso no es nuevo, lo hacen hace meses!”, escribió una vecina indignada. Otros usuarios aseguraron que ese mismo timo se repite en diferentes puntos de la provincia, y que incluso después de ser multados, los vendedores “vuelven al negocio como si nada”.
En medio de la rabia, algunos propusieron soluciones que suenan tan lógicas como imposibles en el contexto cubano: “¡Hay que pesar el arroz en balanzas, no en potes!”, decía una internauta. Otros pidieron multas más fuertes o la retirada de licencias a quienes se burlan del pueblo con estas prácticas.
Pero más allá del enojo, también hubo mucho desencanto. “El pueblo pasa hambre y encima lo roban”, escribió un usuario, mientras otro resumía el sentir general: “Nos estamos comiendo unos a otros”.
Y no exagera. Este caso se suma a una larga lista de trampas que ya parecen parte del día a día: cigarros falsos rellenos de aserrín en La Cuevita, jabones vacíos sellados con nailon, o pastas dentales que solo contienen aire y desilusión.
Todo esto ocurre en medio de una crisis de desabastecimiento que no da tregua, con precios por las nubes y controles que aparecen solo cuando el escándalo estalla en redes. Mientras tanto, los ciudadanos siguen atrapados en el mismo ciclo: trabajan, pagan caro, y terminan estafados… literalmente con un “doble fondo”.










