Una tragedia estremeció a Ciego de Ávila este domingo. Miriela Mesa Hernández, maestra de 45 años y madre de una niña de seis, fue asesinada brutalmente por su expareja después de semanas de acoso, amenazas e indiferencia por parte de las autoridades. Su muerte eleva a 38 los feminicidios registrados en Cuba durante 2025, según confirmaron los observatorios independientes Alas Tensas (OGAT) y Yo Sí Te Creo en Cuba (YSTCC).
Miriela trabajaba en la escuela primaria Carlos Manuel de Céspedes, en la localidad de Falla, municipio Chambas. Era querida por todos, reconocida por su dedicación y cariño hacia los niños. Pero nada de eso la protegió en un país donde la violencia contra la mujer sigue siendo invisible para un Estado que se niega a reconocer su propia responsabilidad.
El crimen ocurrió entre las seis y las siete y media de la noche, en un sitio conocido como el “Parque de las Mentiras”, dentro del central de Falla. Según los testimonios recogidos, su agresor, Osvany Noa, la había estado hostigando durante semanas. Vecinos del lugar aseguran que lo vieron varias veces acosándola e incluso amenazándola en público, mientras las autoridades, como casi siempre, miraban hacia otro lado.
Los reportes señalan que Noa atacó a Miriela con extrema violencia, le robó su teléfono y su bicicleta, y luego escapó. A día de hoy sigue prófugo, sin que la policía haya ofrecido información alguna sobre su paradero. Testigos aseguran que el crimen fue tan atroz que incluso la pequeña hija de la víctima presenció la agresión.
La comunidad de Falla está devastada. Quienes conocieron a Miriela la describen como una mujer alegre, noble y entregada a su profesión. Su pérdida no solo deja una huella en su familia y sus alumnos, sino que expone otra vez la incapacidad del régimen para proteger a las mujeres cubanas de la violencia de género.
Los observatorios de género denunciaron que, pese a las denuncias y advertencias, no se activó ningún mecanismo de protección. En Cuba, las víctimas siguen dependiendo de un sistema policial y judicial que minimiza los hechos y evita reconocerlos como feminicidios, mientras el gobierno sigue sin implementar una ley integral contra la violencia machista.
OGAT y YSTCC exigieron que las autoridades informen de manera clara sobre el paradero del agresor y recordaron que la falta de transparencia solo agrava la impunidad. En su comunicado, también confirmaron otros dos feminicidios recientes, ocurridos en La Habana y Camagüey, lo que muestra que la ola de violencia sigue extendiéndose sin control por toda la Isla.
Uno de esos casos fue el de Heidy León Domínguez, una transportista privada asesinada con brutalidad el 23 de octubre en San Miguel del Padrón. La joven fue atacada mientras trabajaba con su bicitaxi eléctrico; su hija y su pareja resultaron gravemente heridos. El otro feminicidio fue el de Maidelín Reyes Hernández, de 49 años, ultimada por su expareja el 24 de septiembre en Vertientes, Camagüey, frente a su hija y sus dos nietas.
Los observatorios advirtieron que Cuba vive un repunte alarmante de la violencia machista, con múltiples casos reportados en distintas provincias y al menos dos intentos de feminicidio adicionales en las últimas semanas. Además, indicaron que siguen verificando denuncias en Santiago de Cuba, Villa Clara y Mayabeque.
En medio del silencio oficial, las plataformas recordaron que denunciar estos crímenes no es un delito, sino un acto de defensa de los derechos humanos en un país donde exigir justicia puede costar la libertad. A pesar de la censura y el hostigamiento, OGAT y YSTCC mantienen su compromiso con la memoria de las víctimas y con la protección de las mujeres cubanas.
Desde 2019 hasta octubre de este año, los observatorios independientes han documentado más de 300 feminicidios en Cuba, aunque advierten que se trata solo de un subregistro, porque el régimen oculta cifras y niega la magnitud del problema. La historia de Miriela Mesa Hernández es una más de las muchas que evidencian el abandono, la impunidad y la falta de humanidad de un Estado que prefiere maquillar la realidad antes que proteger la vida de sus ciudadanas.










