Miguel Díaz-Canel visitó varias comunidades de Granma afectadas por el huracán Melissa y reconoció públicamente las quejas de los vecinos, aunque intentó minimizar su alcance, atribuyéndolas al “estrés” y la “preocupación” de quienes han perdido casi todo. Durante su recorrido por el reparto Camilo Cienfuegos, en Cauto Embarcadero, escuchó demandas de ayuda directa para reconstruir barrios y atender necesidades básicas, insistiendo en que la población debía sentirse “entendida y acompañada”, en un intento de suavizar la tensión social.
La devastación en Granma es notable: más de 75.000 personas permanecen fuera de sus hogares, 8.491 viviendas resultaron dañadas, se perdieron más de 7.500 hectáreas de cultivos y murieron 16.200 cabezas de ganado. Seis días después del paso del ciclón, comunidades siguen inundadas, incomunicadas y sin electricidad ni servicio de telefonía fija. La infraestructura hidráulica sufrió severos daños, y las plantas potabilizadoras enfrentan un aumento crítico de turbidez del agua, dejando apenas al 63% de la población con acceso al recurso.
La industria alimentaria opera a media capacidad tras la destrucción de 29 establecimientos, incluyendo molinos y frigoríficos, lo que obligó a establecer un puente logístico desde el occidente del país para abastecer a los damnificados. Mientras el discurso oficial habla de “movilización nacional” y brigadas eléctricas que llegaron desde otras provincias, la lentitud en la respuesta ha generado frustración, sobre todo en Río Cauto y Cauto Cristo, aún bajo estado de alarma.
Apoyo de brigadas y esfuerzos sanitarios
Contingentes de Villa Clara se sumaron a la recuperación en Granma y Santiago de Cuba, con 61 trabajadores eléctricos —39 linieros— desplegados en subestaciones de Bayamo y Rosa la Bayamesa. ETECSA trabaja en Segundo Frente, reparando daños en la red de fibra óptica. Las brigadas también incluyen personal sanitario, con médico y enfermero para atender emergencias en zonas de difícil acceso.
Educación y transporte en proceso de normalización
La Universidad de Holguín anunció un regreso escalonado a clases presenciales a partir del 10 de noviembre, priorizando facultades menos afectadas y manteniendo la modalidad semipresencial donde los daños fueron mayores. El Curso por Encuentro iniciará el 8 de noviembre, con la apertura de residencias estudiantiles un día antes.
Ómnibus Nacionales retomó progresivamente los viajes interprovinciales desde el oriente, aunque con desvíos y limitaciones para evitar zonas más dañadas. Rutas como Santiago–Moa, Santiago–Pilón y Santiago–Manzanillo permanecen suspendidas, mientras el resto opera con modificaciones temporales.
El reconocimiento oficial del descontento y la puesta en marcha de brigadas muestran los primeros pasos de la recuperación, pero la magnitud de los daños y la lentitud en la respuesta mantienen a miles de familias en espera de soluciones concretas y efectivas.










