Doctor Durán advierte que el país atraviesa por una situación «compleja» ante el aumento de casos de chikungunya, dengue y Oropouche

Redacción

El doctor Francisco Durán, vocero habitual del Ministerio de Salud Pública, reconoció esta semana que el país atraviesa un escenario “complejo” por el avance simultáneo de varias enfermedades transmitidas por mosquitos. Según su actualización más reciente, el chikungunya es el virus con mayor incidencia y síntomas más severos, mientras que el dengue mantiene transmisión activa y los casos de Oropouche comienzan a disminuir.

Durán admitió que la situación ha generado preocupación entre la población, debido a la cantidad de personas con fiebre, dolores articulares y malestares que están afectando el trabajo y la asistencia escolar.

El régimen asegura que ha reforzado la “lucha antivectorial” en las provincias más críticas —La Habana, Matanzas y Cienfuegos—, donde las FAR han aportado carros fumigadores TDA para ampliar las acciones de control. No obstante, la fumigación focal sigue siendo la respuesta principal cada vez que aparece un caso sospechoso.

El epidemiólogo señaló que, tras el paso del huracán Melissa, el oriente del país experimentó una reducción temporal de criaderos de mosquitos, pero advirtió que la acumulación de agua y basura posterior al desastre podría provocar un nuevo repunte de arbovirosis si no se refuerzan las labores de limpieza.

Aunque el discurso oficial intenta transmitir calma, el propio Durán reconoció que el chikungunya está provocando cuadros incapacitantes, con centros laborales donde “a veces quedan solo dos o tres de los que deberían estar”.

En cuanto a las recomendaciones médicas, pidió evitar la automedicación y ser cautelosos con los analgésicos durante los primeros días de la enfermedad, especialmente con el ibuprofeno, cuyo uso puede complicar el cuadro.

Por su parte, la viceministra de Salud Pública, Carilda Peña García, informó que en Cuba ya se han reportado más de 20 mil casos de chikungunya, además de un alto número de contagios por dengue y otras arbovirosis.

Según Peña, el Ministerio mantiene una “búsqueda activa de febriles” con el apoyo de estudiantes de ciencias médicas, y en nueve provincias se ejecutan fumigaciones intensivas. Sin embargo, varios ciudadanos denuncian que estas fumigaciones se han convertido en un negocio controlado por funcionarios locales, donde se cobra extra por realizar un servicio que debería ser gratuito.

Mientras el régimen insiste en su narrativa de control, la realidad en los barrios es muy distinta: la gente se queja de que la fumigación es irregular, faltan médicos e insumos básicos, y muchos enfermos prefieren quedarse en casa antes que ir a hospitales saturados y sin medicamentos.

El escenario epidemiológico de Cuba, ya golpeado por el huracán Melissa y el colapso del sistema sanitario, refleja una crisis que va mucho más allá de los mosquitos: una crisis estructural donde el abandono estatal y la corrupción agravan cada brote y dejan al pueblo, otra vez, pagando las consecuencias.

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