Una denuncia del periodista independiente Yosmany Mayeta Labrada ha sacudido las redes en Cuba. En su publicación, reveló la dramática situación de Caridad Calión Le, una mujer embarazada y madre de tres niños que vive en condiciones infrahumanas en el poblado de Songo, provincia de Santiago de Cuba, sin recibir ayuda alguna tras el paso del huracán Melissa.
“En pleno 2025, Caridad enfrenta una realidad inaceptable”, escribió Mayeta, describiendo el infierno cotidiano de esta madre que intenta sobrevivir en una casa de piso de tierra convertido en fango, sin colchones secos, sin alimentos y, sobre todo, sin apoyo del Estado.
El periodista relató que, mientras esta mujer lucha sola por sacar adelante a sus hijos y sobrellevar un embarazo de riesgo, las autoridades locales brillan por su ausencia. “El delegado solo le dijo que sacara el colchón al sol. Vergonzoso”, denunció Mayeta, dejando al descubierto el nivel de indiferencia burocrática con que se trata a los más vulnerables.
Durante el día, Caridad busca refugio en el hogar materno de Songo junto a dos de sus hijos pequeños, pero cada tarde regresa a una vivienda que apenas se sostiene en pie. Las imágenes compartidas por Mayeta muestran un panorama desolador: paredes de madera carcomida, un baño improvisado al aire libre y un colchón destruido, donde esta familia intenta dormir.
En sus palabras, el periodista resumió el sentir de muchos cubanos: “Mientras los de arriba viven como reyes, el pueblo resiste en abandono y barro. El Estado vuelve a ser silencio”.
La publicación generó una ola de indignación y comentarios en redes. Decenas de personas expresaron su repudio al abandono estatal y a la falta de programas reales de asistencia social. Algunos también lamentaron la carencia de acceso a anticonceptivos y políticas de apoyo familiar, mientras otros responsabilizaron injustamente a la madre por su situación.
A pesar de la polarización, no faltaron los gestos de solidaridad: varios usuarios se ofrecieron a enviar ayuda directa, demostrando que, donde el régimen no llega, el pueblo cubano se apoya entre sí.
Las imágenes de Caridad contrastan con las palabras del mandatario Miguel Díaz-Canel, quien, en una de sus visitas televisadas a comunidades de Río Cauto, prometió que “nadie quedará desamparado” tras el huracán Melissa. La realidad, sin embargo, muestra que esas promesas se quedaron en el discurso.
Casos como el de Caridad se repiten en toda la región oriental. En Guantánamo, otra madre, Mariannis, contó a medios internacionales que “el ciclón se llevó todo, me dejó sin nada”. Madre de cinco hijos, pidió ayuda desesperada por redes sociales, asegurando que sobrevive “de lo poco que el padre de mis hijos me da”.
Mientras el régimen se limita a declaraciones vacías y burocracia, la verdadera ayuda viene del exilio: cubanoamericanos en la Florida organizan envíos humanitarios sin mediación del Estado cubano, buscando que la ayuda llegue directamente a los damnificados.
El huracán Melissa dejó un saldo devastador en Santiago de Cuba, Guantánamo y Granma, pero más allá de los vientos y las lluvias, lo que más duele es la tormenta del abandono. En un país donde el gobierno presume de “no dejar a nadie atrás”, miles de familias siguen esperando una ayuda que nunca llega, mientras la vida se les cae a pedazos entre el fango y la desidia oficial.










